En Colombia en febrero de 2021 el comercio minorista tuvo un desempeño positivo, pero eso fue excepcional porque lo normal es que las autoridades bloqueen su actividad cada vez que hay un pico de contagios del COVID-19.
En enero, en medio del segundo pico de la pandemia el comercio perdió el impulso de recuperación que traía desde agosto del año anterior con la apertura que se dio después del primer pico. Sin lugar a dudas, estos bloqueos a la actividad productiva tienden a ocasionar trastornos muy graves en distintos sectores y entre ellos, en el comercio.
Ahora último, en abril de 2021 de nuevo el sector productivo ha tenido que enfrentar cierres forzados y cuarentenas, esta vez con motivo de un tercer pico de la pandemia. Estos picos se vienen acelerando de manera preocupante sin que importe mayormente vacunaciones ni bloqueos anteriores.
Y siempre la excusa para incurrir en los costos astronómicos de los bloqueos a la actividad productiva es la falta de disponibilidad de Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS) en el sistema hospitalario. Eso a pesar que se sabe que esas UCIS no son la gran solución porque los pacientes que llegan hasta ellas tienen una probabilidad para nada despreciable de, como se dice en el argot popular, "pasar a mejor vida".
Y eso también a pesar que la mayor parte del comercio formal ha adoptado y ha invertido en la adopción de protocolos y medidas sanitarias que reducen al máximo los riesgos de contagios del COVID-19 en sus establecimientos. El cierre del comercio formal hace prosperar a un comercio informal en el que no hay control alguno por parte de las autoridades sobre las condiciones sanitarias y de distanciamiento ahí prevalecientes.
Pero además, qué sentido tiene hablar de reformas tributarias si cada dos o tres meses se le asesta certeros golpes a la actividad productiva formal que es la que tributa y la que cumple con una maraña de papeleos y requisitos para poder funcionar.
Habría que importar UCIS y a formar expertos en su manejo en cantidades tales que sea indiferente si llega el quinto, o el décimo, o mas picos de este virus proveniente de China y que tiene al planeta patas arriba.
Pero volviendo al tema del desempeño del comercio minorista de Colombia, después de una caída el 6.4% en enero de 2021 frente al mismo mes del año anterior, en febrero, ya sin cierres y cuarentenas se registró un aumento de 1,2%.
En el bimestre enero-febrero el descenso fue de 2,6%, lo que se compara desfavorablemente con un crecimiento de 3,4% en el bimestre inmediatamente anterior cuando no existieron cierres ni cuarentenas.
El desplome del empleo en el comercio durante el primer bimestre de 2021 fue de 6,4%. Los índices de empleo habían comenzado a recuperarse entre agosto y diciembre de 2019, pero todo eso se revirtió con los bloqueos del segundo pico.
Ahora bien, como ya se comentó, en el momento de escribir este artículo, el sector productivo, y específicamente el comercio, está recibiendo su tercera dosis de cierres y cuarentenas. Aparte de algunos pocos sectores como el de electrodomésticos, equipo de informática, productos de aseo de hogar, y grandes cadenas comerciales, los demás comercios están sufriendo "las duras y maduras" para aguantar semejante esquizofrénico tire y afloje.
La única respuesta empresarial sensata es seguir reduciendo nómina y otros costos hasta donde sea posible y quienes finalmente sobrevivan quedarse “quietos en primera base” hasta que pase la locura.