Jorge Ospina Sardi
La obsesión en Colombia por unir lo que no se puede unir no es solo la del ex Presidente Uribe y otros representantes de la política tradicional. Es también la de los medios de comunicación cuyos dueños son los grandes grupos económicos.
Se han empeñado en que la gran mayoría de los candidatos opositores al gobierno de Gustavo Petro se unan y participen en una gran consulta en marzo de 2026, antes de la primera vuelta. Pero colisionaron con Abelardo De La Espriella quien señaló que no participará en ella, sino que irá directo a primera vuelta.
Buscan desconfigurar a quien por esta época lidera las encuestas de la oposición, vinculandolo a una consulta con múltiples candidatos pertenecientes a todos los matices del "centro". Todos ellos sin mayor apoyo popular. En realidad lo que querían era convertir a Abelardo en uno mas de la manada porque resienten su autonomía de vuelo.
Abelardo está por fuera del consenso centrista y por eso las reacciones en su contra. Los centristas que han goberando a Colombia durante décadas se sienten amenazados por alguien que no es moldeable y a quien no controlan. Por un "outsider" que en poco tiempo se ha ganado un gran apoyo popular.
A la fecha no hay ningún candidato centrista que le compita. Todos lucen disminuidos y sin brillo. ¿Será que de ahí pueda surgir alguno que entusiasme y recoja un buen apoyo popular? No lo veo.
No se puede perder de vista que los colombianos están hasta la coronilla del consenso centrista, que anhelan unas propuestas diferentes, y que repudian las componendas e imposiciones de la política tradicional. Ninguno de los actuales candidatos centristas representa una ruptura con esa chinchosa inercia.
Todos parecen borregos a la espera de decisiones de personajes como Uribe. Varios con la ilusión que la unión con otros que se encuentran en condiciones similares de debilidad los haría trascender hacia liderazgos fuertes y diferenciadores.
Sin embargo, para quienquiera avanzar en el propósito de convertirse en el próximo Presidente lo que realmente importa, lo esencial, es ganarse el favor y el fervor del pueblo colombiano. En eso Abelardo, a cinco meses de las elecciones presidenciales, ha tomado una significativa ventaja.
