Hernando Cardozo Luna
Cada generación de humanos tiene su oportunidad. No es lógico entonces que con los confinamientos y aislamientos se afecte en forma tan nociva a las que vienen detrás de nosotros.
A esas generaciones las vamos a dejar sin fuentes de trabajo. Les estamos matando su futuro, bueno o malo, pero solo de ellos.
A la clase media la vamos a regresar a la pobreza. A los pobres a la miseria. A los ricos los haremos aún más.
¿Por qué tenemos que cerrarle los parques a nuestros niños si su misión es jugar?
¿Por qué a los jóvenes no les permitimos estudiar y hacer deporte?
¿Cómo vamos canalizar su energía entre cuatro paredes?
¿Por qué no se pueden BESAR y ABRAZAR?
¿Por qué a los empresarios, a los innovadores, a los generadores de empleo, de ideas, les vamos a cortar las alas?
¿Por qué queremos detener el tiempo, y el viento que es el que lo empuja?
¿Todo por cuidar a una población mayor que ya cumplió su ciclo y lo que hizo o dejó de hacer ya no es su sueño?
Morirse no es ningún misterio: es el único destino cierto. Pero a su tiempo y con el tiempo vivido y si ya lo tenemos, ¿qué mas da?
La naturaleza es sabia, incluyendo la humana. No es la ley del más fuerte. Es la de la selección natural que si no dejamos que actúe reinará la primera y eso es HAMBRE Y VIOLENCIA.
Nos dicen que las medidas son temporales y lo serán, pero con efectos devastadores.
No se trata de cantar en los balcones, ni de aplaudir a los de blanco. Se trata de conocer nuestra historia.
¿Qué hubiese pasado si no hubiere caído el meteoro que cambió el hábitat del planeta? Aceleró lo que se venía dando, la evolución.
La esperanza es toda y la cura llegará.
La especie humana, que es frágil, sabe que solo se hace fuerte mediante la selección natural.