Jorge Ospina Sardi
En los Mundiales de Fútbol como Catar 2022 el “debilismo” se manifiesta en todo su esplendor. Muchos van en favor de los equipos mas débiles y se regocijan con las pérdidas de los mas fuertes.
En los deportes competitivos los “debilistas” son unos disparatados. A veces sucede que en torneos como los mundiales de fútbol uno de los equipos favoritos pierde un partido con otro que no es favorito. Pero esa es la excepción a la regla.
A la larga los equipos que clasifican y llegan a las finales, los que ganan el torneo, pertenecen a la categoría de los favoritos. Son aquellos que por tradición (jerarquía), técnica y organización están llamados a liderar.
El “debilismo”, la simpatía por el mas débil, puede ser de utilidad en otros relacionamientos humanos. Pero en el caso de los deportes competitivos no lo es porque lleva a actitudes complacientes y justificativas de un mal desempeño.
En un torneo deportivo como Catar 2022, lo único que se puede decir de los mas débiles es que “lo intentaron”, “que llegaron mas lejos de lo que se creía”, “que dejaron el corazón en la cancha”, “que cumplieron con decoro”, y otros de ese tenor. Pero nada de eso colma unas expectativas que no se cumplieron. Perdieron y eso lo dice todo.
En los deportes competitivos de lo que se trata es de premiar a quienes triunfan por sus habilidades y destrezas. Los torneos no están hechos para destacar y admirar a los mas débiles sino para hacerlo con los mas fuertes.
Los verdaderos aficionados al fútbol apreciamos que ganen los mejores equipos. Los de mayores méritos. Los mas esforzados. Los mejor dirigidos y los mas dotados.
Los verdaderos aficionados a cualquier deporte competitivo nos damos el lujo de desdeñar a los “debilistas”. Ellos siempre estarán a la espera de “sorpresas” en los resultados definitivos que nunca se darán.
Pero sabemos que no cambiarán. En el próximo mundial de fútbol volverán a ser “debilistas”. Y volverán a quedarse “con los crespos hechos”. Así de persistentes en la estulticia somos los seres humanos.