Jorge Ospina Sardi
A los chinos que ven el Mundial de Fútbol Catar 2022 el gobierno comunista de su país les ha censurado la vista de las tribunas donde se encuentran los espectadores que celebran lo que sucede en las canchas.
Nada de mostrar en la televisión pública y en las redes sociales las multitudes de distintos países que llenan los estadios. Esas multitudes son un testimonio que en el resto del planeta el tema del Covid, si bien no ha desaparecido, es manejado de una forma diferente a la política de “Covid cero” que se está implementando en China.
Para el Partido Comunista Chino (PCC) lo que sucede en Catar 2022 en las tribunas de los estadios constituye una realidad subversiva que hay que ocultar a como haya lugar.
Cada vez que hay manifestaciones de descontento el Partido Comunista Chino (PCC) acusa a “fuerzas extranjeras” y a “conspiraciones internacionales” de ser los causantes. Si alguien se atreve a criticar las políticas oficiales, un sofisticado y eficaz sistema represivo lo desaparece de una forma u otra. Y un sofisticado y eficaz sistema propagandístico desvía la atención hacia una narrativa falsa.
Hay un control total de los medios de comunicación, incluidas las redes sociales. Un permanente lavado de cerebro que difunde la tesis según la cual todos los males que atormentan a la humanidad se originan en Estados Unidos o en Occidente. Incluso se divulga repetidamente que las condiciones de vida en la China comunista son superiores a las de países mucho mas avanzados, no obstante que se trata de un país de ingreso medio bajo y donde el 70% de la población vive en situación de relativa pobreza.
China comunista se beneficia de la maquila originada en la inversión extranjera proveniente especialmente de Estados Unidos y Europa, pero en su propaganda se expresa una gran hostilidad hacia quienes contribuyen con su progreso.
Su afán por exaltar su imagen los ha llevado a mentir sobre el tamaño de su economía, la que algunos observadores imparciales estiman que es alrededor de la mitad de lo que dicen las cifras oficiales. Si este estimativo no está alejado de la realidad, su nivel actual de endeudamiento global sería gigantesco, algo así como 60o% del PIB.
Hay que tener presente que buena parte del crecimiento económico de China comunista en los últimos 15 años ha sido resultado de un aumento considerable de la deuda pública y la de hogares, la que en buena medida ha sido utilizada en la financiación de una serie de proyectos inmobiliarios y de infraestructura que han resultado económicamente inviables.
Hay quienes sostienen que el omnipresente gobierno de China comunista proporcionará los necesarios estímulos monetarios para sacar a la economía de su actual crisis, tal como ha sucedido anteriormente. Pero hay varios factores que llevan a concluir que en esta ocasión ese “rescate” no tendrá el impacto deseado.
Ya la deuda es demasiado grande y el efecto de aumentos adicionales sobre el crecimiento económico tiende a ser muy pequeño. El estallido de la burbuja de la deuda inmobiliaria es de unas proporciones nunca antes vista en la historia reciente de la humanidad (el sector inmobiliario representa cerca del 28% del PIB, muy superior a como era la situación en otras burbujas inmobiliarias como la de Estados Unidos en 2007 y la de Japón en los años ochenta). La corrección de esta burbuja tomará años.
En segundo lugar, hay retraimiento de los inversionistas extranjeros en el vital sector de la maquila industrial. China comunista ha perdido competitividad frente a otros países en la atracción de esa inversión, entre otras razones, por la carencia de un sistema jurídico que ofrezca las debidas garantías en temas como los relacionados con los de la propiedad industrial y el acceso al mercado interno.
En tercer lugar, China comunista no ha logrado transformarse en una economía innovadora, no obstante una desaforada propaganda que sostiene lo contrario. En prácticamente todos las áreas de la frontera tecnológica actual sigue a la zaga de países como Taiwan y Corea del Sur, y muy atrás de países como Japón, Estados Unidos y los de Europa Occidental.
La situación actual con el manejo del Covid ilustra los problemas que enfrenta un régimen totalitario y mentiroso como es el de China comunista. El virus del Covid surgió en Wuhan y el gobierno chino permitió que se esparciera por todo el planeta de la manera mas descarada imaginable. No prendió ante la comunidad internacional las debidas alarmas. No solicitó oportunamente la ayuda internacional para evitar su propagación.
Como la imagen lo es todo para ese gobierno comunista, adoptó una política interna de unos muy estrictos controles, solo posibles en un régimen totalitario, al tiempo que transmitió el mensaje a su población que el origen del virus no había sido en un laboratorio del gobierno chino sino consecuencia de unos experimentos realizados por militares de Estados Unidos.
Para quedar bien con el resto del mundo anunció con un gran despliegue periodístico que sería el primer país en inventar la vacuna contra el Covid. Y efectivamente produjo relativamente rápido, en asociación con un laboratorio multinacional, la vacuna llamada Sinovac. Al final de cuentas se trató de una vacuna no muy eficaz, y que no fue muy utilizada entre la población del país. De hecho, las autoridades chinas no hicieron un esfuerzo equivalente al de otros países en materia de vacunación.
Como se sabe, el virus del Covid mutó hacia variantes menos letales pero de mas fácil propagación. Mientras en muchos otros países los sistemas de salud se adaptaron rápidamente para atender los contagios y las comunidades aprendieron a lidiar con el virus, en China comunista se empeñaron en una política de “Covid cero” que implica aislamientos y bloqueos draconianos, con un costo económico enorme.
El mantenimiento de esta política de “Covid cero” durante 2022 ha agravado una crisis económica que de todas maneras se iba a dar por otras consideraciones. Parecería redundante señalar que el impacto sobre las medianas y pequeñas empresas ha sido devastador. Y ha alejado aún mas a la inversión extranjera de la gran actividad maquiladora.
El gobierno comunista de China está en una encrucijada porque la propagación del Covid no se ha detenido con los aislamientos y bloqueos y porque sencillamente su sistema de salud no está preparado para atender aumentos de alguna significación en los casos de contagio.
La propaganda del gobierno comunista de China criticó la forma como los gobiernos de los países mas avanzados (y los de otros países) enfrentaron durante 2019-2020 la emergencia sanitaria que trajo consigo la propagación del Covid. Al tiempo que se burlaron de los esfuerzos y estrategias que adoptaron los gobiernos de esos países, se vanagloriaron del éxito que China estaba logrando en el control de su propagación. Y eso lo presentaron como una evidencia de la superioridad de su sistema político sobre sistemas capitalistas.
Imposible una propaganda mas detestable que esta. Los distintos países del planeta sufrieron un enorme costo en su lucha contra un virus letal originado en China cuya naturaleza y origen desconocían, en parte debido a la falta de transparencia del gobierno comunista de ese país.
¿Y entonces ahora qué? El gobierno comunista de China le está escondiendo a su población que la lucha contra el virus ya ha sido hasta cierto punto superada en el resto del planeta, donde han desaparecido los aislamientos y bloqueos que allá siguen imponiéndose a lo largo y ancho del país. Aislamientos y bloqueos hechos a la fuerza con murallas, campos de concentración, continuos chequeos y castigos ejemplares para quienes se atreven a incumplir.
La población en China que ha sido perjudicada por la política de “Covid cero” ha salido a protestar y por supuesto, la represión ha estado a la orden del día. La protesta popular no solo ha sido contra temas relacionados con el Covid sino también contra la arbitrariedad y represión del régimen. Es alimentada igualmente por el deterioro en la situación económica.
Como sea, la mayoría de los analistas apuestan a que el gobierno comunista chino saldrá airoso de esta prueba, así como sucedió cuando las protestas de la plaza de Tienanmen por allá en 1989. No se puede desconocer que uno de los mayores logros del régimen comunista desde el punto de vista de su supervivencia ha sido la forma como después de varias décadas de coartar la libertad de expresión y de represión política ha logrado adormecer la consciencia crítica del pueblo chino.
De todas maneras, así estos analistas acierten en sus pronósticos, lo que podría concluirse es que en los próximos años la economía de China no contribuirá como en años anteriores al crecimiento económico del planeta y que serán cada vez mas evidentes las falencias de un modelo político cuyos logros están bastante lejos de aproximarse a lo que refiere la propaganda gubernamental.