Aparentemente el gobierno colombiano, en el marco de la legislación de emergencia contra las pirámides, prohibió los préstamos de usura. Aquellos que se otorgan por fuera del sistema financiero institucional y que por lo general son a tasas de interés superiores a la máxima autorizada por el gobierno.
La actividad de la usura es la única que es más vieja que la actividad de la prostitución. De hecho, hay quienes dicen que la prostitución surgió como respuesta a la actividad de la usura: quienes empezaron a tener problemas para pagar los préstamos de los usureros se inventaron la prostitución para salir del apuro.
La verdad es que esta medida del gobierno de Uribe es absurda. En todos los países, en todos los rincones del mundo, existen los usureros. En Colombia, donde el sistema financiero institucional no llega a por lo menos la mitad de la economía, la actividad de la usura está muy extendida. Prohibirla lo único que hace es encarecerla en perjuicio de sus múltiples usuarios.
Parece un chiste. Un gobierno que no es capaz de combatir con éxito los delitos más serios y graves ahora pretende prohibir la actividad de la usura. ¿Con qué recursos lo va a hacer? Pero por sobre todo, ¿para qué?