En 2009 Colombia tendrá 11 lunes festivos. Aparte de eso, en otros días de la semana, otros 7 festivos. A lo anterior hay que agregar 3 días que se asimilan como festivos, a saber: 2 de enero, el miércoles santo y el 24 de diciembre. Habría que agregar los sábados y domingos, o sea 104 días. Aparte de lo anterior hay 15 días de vacaciones, en el caso de trabajadores y empleados. En total, estamos hablando de 140 días de días no laborales.

 

Pero aquí no termina la historia en lo relacionado con los empleados medios altos y más altos. Cuando hay lunes festivos (y aún cuando no los hay) se ha vuelto tradición que se tomen el viernes por la tarde libre. O sea que habría que agregar el equivalente a por lo menos otros 6 días. Pero además las fiestas navideñas y de año nuevo se han convertido en la excusa perfecta para darle otro zarpazo al tiempo laboral. Entre estas fiestas y las correspondientes borracheras se pierden al año por lo menos otros 10 días laborales.

En resumen, los colombianos, especialmente los empleados medios altos y altos sobre los cuales no hay un estricto control del tiempo trabajado, dejan de laborar un 42,7% del año. ¡Casi la mitad del año sin trabajar!

Todo esto no sería tan grave si la productividad fuera alta. Pero no lo es. Todos los indicadores muestran que Colombia tiene una productividad relativamente baja en comparación con otros países emergentes, para no mencionar los países desarrollados.

Un problema muy grave en relación con la cantidad de días festivos es que se interrumpen los procesos productivos de manera abrupta. Es una situación de pare y siga y pare por cuenta de estos días. Desde el punto de vista de eficiencia, es preferible aumentarle los días de vacaciones a la gente, en lugar de dar las vacaciones colectivas que implican los festivos.

La mayoría de los colombianos creen que tienen el derecho a trabajar menos que en los países asiáticos y que en Estados Unidos. Y si eso es lo que quieren, no hay nadie que se los impida. Pero, al tiempo que quieren trabajar menos, creen que tienen el derecho a ganar lo mismo que en los países donde se trabaja más días y donde la productividad es más alta. No se dan cuenta que su aspiración es un total contrasentido.