No hay que creerle a los medios tradicionales de comunicación sobre este tema. Son muy sesgados: desinforman sobre personajes que no son de su gusto u orientación ideológica.
Trump tiene a sus opositores contra la pared. Pregúntense cuáles eran pilares de apoyo del Partido Demócrata de Estados Unidos. Dos de ellos muy importantes, Hollywood y los medios tradicionales de comunicación (mainstream media), están en crisis de liderazgo por problemas de los abusos sexuales de sus personajes emblemáticos. Curiosamente todos ellos grandes críticos de Trump.
Estos farsantes de la farándula y de los medios de comunicación creían que el hecho de adoptar posturas “progresistas”, “feministas” y “políticamente correctas” les concedía patente de corso para abusar de las mujeres desde sus posiciones de poder. Casi 100 de ellos han caído en desgracia, y según fuentes de alta fidelidad (para usar la expresión favorita de ese recordado periodista colombiano Arturo Abella) esta historia no ha llegado a su final.
El Partido Demócrata en el Congreso está sin ideas y propuestas, con un liderazgo envejecido, y también enredados con problemas de abusos sexuales por parte de varios de sus congresistas. Según las mismas fuentes de alta fidelidad una cuarta parte de los miembros del Congreso están involucrados en estos abusos, y de ellos el 90% pertenecen al Partido Demócrata.
Como si fuera poco, dos de sus mas fieros opositores, Bill y Hillary Clinton, van en picada después de la derrota electoral que sufrieron. Los manejos turbios de los dineros de la Fundación Clinton y otras actuaciones non sanctas los tienen a ellos dos y a varios de sus mas cercanos colaboradores en muy serios aprietos jurídicos. No hay que olvidar que la Fundación Clinton ha sido en el pasado un importante canal de financiación y de captación de fondos para las causas del Partido Demócrata.
Trump ha consolidado gradualmente su control sobre el gobierno federal luego de encontrar una fuerte oposición a la implementación de sus políticas por parte de los funcionarios nombrados en el gobierno de Obama y no obstante la obstrucción de los senadores Demócratas a los nombramientos de sus principales colaboradores.
También ha avanzado en otra de sus promesas de campaña: el nombramiento de jueces de talante conservador en los altos tribunales de su país. Así mismo, se ha mantenido firme contra viento y marea en la ejecución de su dura política migratoria.
Otra de sus promesas, las de fortalecer las fuerzas armadas en sus distintos frentes, es una palpable realidad. Le ha hecho saber a las otras potencias que su objetivo es mantener el liderazgo militar de Estados Unidos, y ha asegurado los recursos presupuestales para respaldar con hechos sus palabras.
Por otro lado, la economía ha mejorado sustancialmente desde cuando Trump fue elegido. La tasa de crecimiento económico mas que se ha duplicado al pasar de un promedio de 1.5% anual al final de la presidencia de Barak Obama a uno de 3,3% anual en el tercer trimestre de 2017, y hay quienes anticipan que pronto bordeará el 4% anual. La confianza de inversionistas y consumidores está al alza, los precios de las acciones en la Bolsa se han elevado un 25% en el último año, y el desempleo ha caído a niveles no vistos en mucho tiempo.
El buen desempeño económico de Estados Unidos se debe a un cambio brusco de las expectativas empresariales ante la desregulación masiva que Trump ha emprendido, ante el éxito comercial de sus viajes al exterior (contratos masivos de ventas de armamentos y de otros bienes y servicios) y la adopción de una postura comercial agresiva a favor de los intereses de su país.
Igualmente importante, es la perspectiva de la aprobación de una reforma tributaria que reduce la tasa impositiva de los negocios a 20%, que disminuye los niveles de tributación de la clase media, que simplifica el régimen en forma sustancial y que otorga una amnistía a los capitales fugados del país. Con la aprobación de esta reforma se aseguraría la continuidad del auge económico que ya se percibe.
Lo insólito es que los llamados medios tradicionales de comunicación tanto en Estados Unidos como en los demás países, se han dado la tarea de no informar sobre los logros de Trump que ya son muchos y en cambio centran su atención en aspectos insustanciales relacionados con su estilo de gobierno y con su campaña presidencial.
Pero quien no sea un zombi intelectual se da cuenta que, pese al bullicio e histeria opositora que lo rodea, Trump, al menos por ahora, se está saliendo con la suya.
Estos farsantes de la farándula y de los medios de comunicación creían que el hecho de adoptar posturas “progresistas”, “feministas” y “políticamente correctas” les concedía patente de corso para abusar de las mujeres desde sus posiciones de poder. Casi 100 de ellos han caído en desgracia, y según fuentes de alta fidelidad (para usar la expresión favorita de ese recordado periodista colombiano Arturo Abella) esta historia no ha llegado a su final.
El Partido Demócrata en el Congreso está sin ideas y propuestas, con un liderazgo envejecido, y también enredados con problemas de abusos sexuales por parte de varios de sus congresistas. Según las mismas fuentes de alta fidelidad una cuarta parte de los miembros del Congreso están involucrados en estos abusos, y de ellos el 90% pertenecen al Partido Demócrata.
Como si fuera poco, dos de sus mas fieros opositores, Bill y Hillary Clinton, van en picada después de la derrota electoral que sufrieron. Los manejos turbios de los dineros de la Fundación Clinton y otras actuaciones non sanctas los tienen a ellos dos y a varios de sus mas cercanos colaboradores en muy serios aprietos jurídicos. No hay que olvidar que la Fundación Clinton ha sido en el pasado un importante canal de financiación y de captación de fondos para las causas del Partido Demócrata.
Trump ha consolidado gradualmente su control sobre el gobierno federal luego de encontrar una fuerte oposición a la implementación de sus políticas por parte de los funcionarios nombrados en el gobierno de Obama y no obstante la obstrucción de los senadores Demócratas a los nombramientos de sus principales colaboradores.
También ha avanzado en otra de sus promesas de campaña: el nombramiento de jueces de talante conservador en los altos tribunales de su país. Así mismo, se ha mantenido firme contra viento y marea en la ejecución de su dura política migratoria.
Otra de sus promesas, las de fortalecer las fuerzas armadas en sus distintos frentes, es una palpable realidad. Le ha hecho saber a las otras potencias que su objetivo es mantener el liderazgo militar de Estados Unidos, y ha asegurado los recursos presupuestales para respaldar con hechos sus palabras.
Por otro lado, la economía ha mejorado sustancialmente desde cuando Trump fue elegido. La tasa de crecimiento económico mas que se ha duplicado al pasar de un promedio de 1.5% anual al final de la presidencia de Barak Obama a uno de 3,3% anual en el tercer trimestre de 2017, y hay quienes anticipan que pronto bordeará el 4% anual. La confianza de inversionistas y consumidores está al alza, los precios de las acciones en la Bolsa se han elevado un 25% en el último año, y el desempleo ha caído a niveles no vistos en mucho tiempo.
El buen desempeño económico de Estados Unidos se debe a un cambio brusco de las expectativas empresariales ante la desregulación masiva que Trump ha emprendido, ante el éxito comercial de sus viajes al exterior (contratos masivos de ventas de armamentos y de otros bienes y servicios) y la adopción de una postura comercial agresiva a favor de los intereses de su país.
Igualmente importante, es la perspectiva de la aprobación de una reforma tributaria que reduce la tasa impositiva de los negocios a 20%, que disminuye los niveles de tributación de la clase media, que simplifica el régimen en forma sustancial y que otorga una amnistía a los capitales fugados del país. Con la aprobación de esta reforma se aseguraría la continuidad del auge económico que ya se percibe.
Lo insólito es que los llamados medios tradicionales de comunicación tanto en Estados Unidos como en los demás países, se han dado la tarea de no informar sobre los logros de Trump que ya son muchos y en cambio centran su atención en aspectos insustanciales relacionados con su estilo de gobierno y con su campaña presidencial.
Pero quien no sea un zombi intelectual se da cuenta que, pese al bullicio e histeria opositora que lo rodea, Trump, al menos por ahora, se está saliendo con la suya.