El sector privado de Colombia evitó sobre endeudarse en las buenas épocas, lo que le facilitará enfrentar con cierta holgura el actual período recesivo.
Este manejo prudente es diferente al de los años noventa, cuando en medio de una revaluación del peso y de un buen dinamismo de la economía (1993-1997) incrementó significativamente su deuda externa. En efecto, en 1992 esa deuda era 5% del PIB y cuando en 1999 estalló la crisis llegaba a 19,1% del PIB. Pero a partir de 2000, y gracias a un notable esfuerzo de ahorro, la redujo gradualmente hasta alcanzar 7,1% del PIB en 2008. Ello no obstante el fortalecimiento del peso durante 2004-primer semestre de 2008 y el alto crecimiento de la inversión privada y de la economía en ese período.
En el caso de la deuda externa del sistema financiero, se pasó de un saldo equivalente a 5,4% del PIB en 1999 a 1,8% del PIB en 2008. Como se recordará, a finales de los años noventa y comienzos de la actual década ese sistema atravesó por un profunda crisis. Hoy en día, a diferencia de ese entonces, las entidades financieras se encuentran más capitalizadas, con menores niveles relativos de deuda externa y con una más reducida exposición en el sector hipotecario.
O sea que el sector privado colombiano, incluido el sistema financiero, tiene actualmente un nivel manejable de deuda externa. La actual devaluación del peso no lo afectará tanto como lo hizo la de 1998-2002. Este es un factor positivo en medio del muy enrarecido entorno generado por la actual crisis económica global.
En el caso de la deuda externa del sistema financiero, se pasó de un saldo equivalente a 5,4% del PIB en 1999 a 1,8% del PIB en 2008. Como se recordará, a finales de los años noventa y comienzos de la actual década ese sistema atravesó por un profunda crisis. Hoy en día, a diferencia de ese entonces, las entidades financieras se encuentran más capitalizadas, con menores niveles relativos de deuda externa y con una más reducida exposición en el sector hipotecario.
O sea que el sector privado colombiano, incluido el sistema financiero, tiene actualmente un nivel manejable de deuda externa. La actual devaluación del peso no lo afectará tanto como lo hizo la de 1998-2002. Este es un factor positivo en medio del muy enrarecido entorno generado por la actual crisis económica global.