El científico del clima de MIT Richard Lindzen dice que el último informe de Naciones Unidas sobre el calentamiento global cayó a un “risible nivel de incoherencia”.
Según Lindzen, el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC sigla en inglés), al atribuirle el calentamiento global al hombre, desconoce que dicho calentamiento ha sido mínimo y que es totalmente consistente con variaciones naturales del clima que no deben ser motivo alguno de alarma. El científico de MIT se refiere a las contorsiones teóricas del IPCC para mantener viva la agenda internacional del cambio climático.
Lindzen señala que la excusa en este informe para explicar la ausencia de calentamiento en los últimos 17 años es que el calor se ha escondido en las profundidades de los océanos. Sin embargo, esta excusa no es otra cosa que la admisión de que los modelos que utilizan no simulan adecuadamente el intercambio de calor entre las superficies de los océano y las profundidades. Y dado que es este intercambio de calor el que supuestamente desempeña un rol crucial en la variabilidad natural del clima, y que la identificación del calentamiento ocasionado por el hombre depende de que se mida dicha variabilidad natural del clima, sus modelos simplemente fallan en simular lo que pretenden medir.
Esta es apenas una de las múltiples demoledoras críticas que se han escuchado después que se dio a conocer este último informe del IPCC. Y la verdad es que ninguna de las proyecciones, predicciones o pronósticos del informe anterior, el de 2007, se han cumplido. Pero ninguna es ninguna. Y ahora sale este nuevo informe que lo único que busca es promover la agenda alarmista de las agencias gubernamentales e intergubernamentales cuyos presupuestos dependen de un sentido de urgencia mediático y farandulero no sustentado en la evidencia científica.
Lindzen señala que la excusa en este informe para explicar la ausencia de calentamiento en los últimos 17 años es que el calor se ha escondido en las profundidades de los océanos. Sin embargo, esta excusa no es otra cosa que la admisión de que los modelos que utilizan no simulan adecuadamente el intercambio de calor entre las superficies de los océano y las profundidades. Y dado que es este intercambio de calor el que supuestamente desempeña un rol crucial en la variabilidad natural del clima, y que la identificación del calentamiento ocasionado por el hombre depende de que se mida dicha variabilidad natural del clima, sus modelos simplemente fallan en simular lo que pretenden medir.
Esta es apenas una de las múltiples demoledoras críticas que se han escuchado después que se dio a conocer este último informe del IPCC. Y la verdad es que ninguna de las proyecciones, predicciones o pronósticos del informe anterior, el de 2007, se han cumplido. Pero ninguna es ninguna. Y ahora sale este nuevo informe que lo único que busca es promover la agenda alarmista de las agencias gubernamentales e intergubernamentales cuyos presupuestos dependen de un sentido de urgencia mediático y farandulero no sustentado en la evidencia científica.
En lugar de darle crédito a un informe de una organización como el IPCC que cuenta con un historial de actividad ilícita dirigida a distorsionar la evidencia, los gobiernos, medios de comunicación y gente interesada deberían analizar el informe de septiembre de 2013 del Panel No Gubernamental sobre Cambio Climático (NIPCC en inglés) “Climate Change Reconsidered II: Physical Science” en el que 50 científicos del mas alto nivel establecen que no existen los cambios climáticos extremos que los alarmistas le atribuyen al hombre. Que tales cambios son relativamente pequeños en comparación con las variabilidades naturales del clima y que aunque pueden generar algunos costos también pueden generar interesantes beneficios.