La reciente alza de la bolsa de New York no parece ser más que un pequeño rebote en medio de una definida tendencia a la baja.
El índice Dow Jones alcanzó su punto más bajo de esta década en marzo 4 de 2009. Después se presentó un rebote, impulsado por un aumento en el precios de las acciones del sector financiero y de las del sector energético. Estas últimas favorecidas por un alza en el precio internacional del petróleo. Pero hasta ahora el rebote de las dos últimas semanas, tanto del Dow Jones como del precio del petróleo, no es superior al de otros rebotes que se dieron desde septiembre de 2008, cuando estalló la crisis económica global y empezó el derrumbe de las bolsas a lo largo y ancho del planeta.
Las últimas medidas anunciadas por la Reserva Federal de emitir para financiar al gobierno federal de Estados Unidos y de otorgarle ayudas adicionales al sistema financiero no han despertado mayor entusiasmo entre inversores y analistas serios. Produjeron, eso sí, una caída del dólar frente a otras monedas fuertes. Los índices de actividad económica siguen muy negativos y la difícil situación por la que atraviesan las entidades financieras está lejos de resolverse. Las deudas de hogares y empresas se mantienen en niveles relativos excesivos y la muy elevada deuda del gobierno federal va en aumento con la políticas fiscales irresponsables de la administración Obama.
Todo indica, entonces, que el actual rebote es un sucker’s rally. O sea un rebote de esos que le chupa el dinero a inversores ingenuos y que descresta por unos días a los analistas light.
Las últimas medidas anunciadas por la Reserva Federal de emitir para financiar al gobierno federal de Estados Unidos y de otorgarle ayudas adicionales al sistema financiero no han despertado mayor entusiasmo entre inversores y analistas serios. Produjeron, eso sí, una caída del dólar frente a otras monedas fuertes. Los índices de actividad económica siguen muy negativos y la difícil situación por la que atraviesan las entidades financieras está lejos de resolverse. Las deudas de hogares y empresas se mantienen en niveles relativos excesivos y la muy elevada deuda del gobierno federal va en aumento con la políticas fiscales irresponsables de la administración Obama.
Todo indica, entonces, que el actual rebote es un sucker’s rally. O sea un rebote de esos que le chupa el dinero a inversores ingenuos y que descresta por unos días a los analistas light.