La posición neta en divisas del Banco Central de Ecuador (BCE) cayó más de US$600 millones entre finales de noviembre y diciembre 24 de 2010.
Al 24 de diciembre esa posición neta era de US$1.606 millones, similar a solamente un mes de importaciones de bienes. El resto de las reservas internacionales de libre disponibilidad es básicamente oro por el equivalente de US$1.160 millones.
Ecuador ha llegado a este muy precario nivel de reservas internacionales en el BCE en medio de altos precios internacionales del petróleo. La explicación es simple. El gobierno central mantiene un crecimiento insostenible de su gasto cercano a 21% anual. Las importaciones de bienes año corrido hasta octubre crecieron en 35% anual, más que las exportaciones de bienes, las que jalonadas por el alto precio del petróleo aumentaron en un no despreciable pero que no da a basto 27%.
Claramente Ecuador trae un ritmo de gasto público y privado insostenible, no obstante que sin inversión extranjera y sin acceso a fuentes tradicionales de financiamiento externo su capacidad de maniobra es muy limitada.
Ecuador ha llegado a este muy precario nivel de reservas internacionales en el BCE en medio de altos precios internacionales del petróleo. La explicación es simple. El gobierno central mantiene un crecimiento insostenible de su gasto cercano a 21% anual. Las importaciones de bienes año corrido hasta octubre crecieron en 35% anual, más que las exportaciones de bienes, las que jalonadas por el alto precio del petróleo aumentaron en un no despreciable pero que no da a basto 27%.
Claramente Ecuador trae un ritmo de gasto público y privado insostenible, no obstante que sin inversión extranjera y sin acceso a fuentes tradicionales de financiamiento externo su capacidad de maniobra es muy limitada.
El gobierno de Rafael Correa no se da por enterado de las agudas restricciones financieras bajo las cuales está operando, varias de ellas de su propia hechura. Cree que su gobierno puede darse “la buena vida”, por decirlo de alguna manera, sin tener fuentes estables y seguras de financiación. Cree que se puede salir con la suya con una economía orientada hacia el gasto corriente y no con una que eleve la inversión que se necesita para aumentar la base productiva del país.
La mayoría de los ecuatorianos, con Correa a la cabeza, parecen no haberse dado cuenta que “botar la casa por la ventana” a punta de gasto corriente (así se llame inversión social) proporciona satisfacción y algo de bienestar, pero por poco tiempo. Desafortunadamente siempre llega un día siguiente de soroche o guayabo, en el que hay que abandonar las expectativas promovidas por un populismo fácil y barato, para retomar el arduo camino de la creación perdurable de riqueza.
La mayoría de los ecuatorianos, con Correa a la cabeza, parecen no haberse dado cuenta que “botar la casa por la ventana” a punta de gasto corriente (así se llame inversión social) proporciona satisfacción y algo de bienestar, pero por poco tiempo. Desafortunadamente siempre llega un día siguiente de soroche o guayabo, en el que hay que abandonar las expectativas promovidas por un populismo fácil y barato, para retomar el arduo camino de la creación perdurable de riqueza.