De manera inapropiada regañó a Marquina por opinar sobre el cáncer de Hugo Chávez. ¿Acaso un médico especialista en cáncer no puede opinar sobre el particular?
José Marquina ha acertado hasta ahora en sus diagnósticos sobre la enfermedad de Chávez. El Presidente venezolano se ha negado a dar información veraz y oportuna sobre el mal que lo afecta. Ello ha creado una situación en la cual rumores van y vienen. Algunos de estos rumores han acertado, otros no. Los de Marquina, que por lo visto se basan en fuentes confiables y se respaldan en su reconocida experiencia como médico, no han sido desmentidos por quienes han tratado a Chávez, ni por la trayectoria que lleva su tardíamente reconocido cáncer.
Gracias a que Marquina ha acertado, mucha gente, y no solo en Venezuela, sigue con interés sus comentarios sobre la posible evolución de la salud de Chávez. Si no hubiera acertado, nadie le pondría la más mínima atención.
Pues bien, “Julito”, como le dicen los radioescuchas de la W al periodista colombiano, le reclamó airadamente a Marquina que sin ver las radiografías del paciente y sin haberlo tratado, opinara sobre la salud de Chávez. Le cuestionó su ética como médico, como si Chávez fuera su paciente. Fuera del tiesto estuvo Julito en esta oportunidad.
Pues el hecho de ser médico no le quita el derecho que tiene todo ser humano, aquí y en la Conchinchina, de opinar sobre el cáncer de un personaje público. Más aun si dispone de buenas fuentes y es experto en el tema. Otra cosa es que esas opiniones tengan credibilidad y reciban atención.
Julito lo retó, con una agresividad inusitada en él, a que revelara sus fuentes. Obviamente Marquina se negó a hacerlo, puesto que a esas fuentes les pasaría lo mismo que a un médico venezolano que meses atrás, conociendo del problema de salud de Chávez, se atrevió a hablar al respecto. Tuvo que apresuradamente exilarse de su país.
En realidad de lo que no se percata Julito es que el papel de Marquina es el de un analista que interpreta a unas fuentes médicas en las que confía, lo cual es perfectamente válido. No está imponiendo por la fuerza su punto de vista. Es el mismo caso del de un analista economista que basándose en sus fuentes dentro de un gobierno dice públicamente que la situación fiscal es peor de la que manifiestan los voceros oficiales. ¿Cuál es la ética que viola este economista?
¿Por qué lo de Marquina le produce molestia a Julito? ¿Por qué la rabia con el hecho de que este médico tenga 60.000 seguidores en Internet? La gente es libre de creerle o no creerle. Y Marquina es libre de expresar sus opiniones a quien quiera escucharle. ¿Cuál es el problema?
A quien le tocaría desmentir las opiniones de Marquina es a Hugo Chávez. Pero cada vez que sus voceros han intentado hacerlo solo se escuchan mentiras. Gracias a lo cual ha aumentado la credibilidad del médico analista, así como su número de seguidores, tendencia que de seguro continuará mientras no surja una fuente mas confiable.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Gracias a que Marquina ha acertado, mucha gente, y no solo en Venezuela, sigue con interés sus comentarios sobre la posible evolución de la salud de Chávez. Si no hubiera acertado, nadie le pondría la más mínima atención.
Pues bien, “Julito”, como le dicen los radioescuchas de la W al periodista colombiano, le reclamó airadamente a Marquina que sin ver las radiografías del paciente y sin haberlo tratado, opinara sobre la salud de Chávez. Le cuestionó su ética como médico, como si Chávez fuera su paciente. Fuera del tiesto estuvo Julito en esta oportunidad.
Pues el hecho de ser médico no le quita el derecho que tiene todo ser humano, aquí y en la Conchinchina, de opinar sobre el cáncer de un personaje público. Más aun si dispone de buenas fuentes y es experto en el tema. Otra cosa es que esas opiniones tengan credibilidad y reciban atención.
Julito lo retó, con una agresividad inusitada en él, a que revelara sus fuentes. Obviamente Marquina se negó a hacerlo, puesto que a esas fuentes les pasaría lo mismo que a un médico venezolano que meses atrás, conociendo del problema de salud de Chávez, se atrevió a hablar al respecto. Tuvo que apresuradamente exilarse de su país.
En realidad de lo que no se percata Julito es que el papel de Marquina es el de un analista que interpreta a unas fuentes médicas en las que confía, lo cual es perfectamente válido. No está imponiendo por la fuerza su punto de vista. Es el mismo caso del de un analista economista que basándose en sus fuentes dentro de un gobierno dice públicamente que la situación fiscal es peor de la que manifiestan los voceros oficiales. ¿Cuál es la ética que viola este economista?
¿Por qué lo de Marquina le produce molestia a Julito? ¿Por qué la rabia con el hecho de que este médico tenga 60.000 seguidores en Internet? La gente es libre de creerle o no creerle. Y Marquina es libre de expresar sus opiniones a quien quiera escucharle. ¿Cuál es el problema?
A quien le tocaría desmentir las opiniones de Marquina es a Hugo Chávez. Pero cada vez que sus voceros han intentado hacerlo solo se escuchan mentiras. Gracias a lo cual ha aumentado la credibilidad del médico analista, así como su número de seguidores, tendencia que de seguro continuará mientras no surja una fuente mas confiable.
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