La situación económica de Portugal sigue siendo insostenible. El Banco Central Europeo (BCE) le pide a ese país que acepte un paquete de rescate.
Después de no conseguir apoyo en el Parlamento para su cuarto plan de ajuste, el primer ministro del Partido Socialista Jose Socrates dimitió. Habrá un azaroso período de interinidad, puesto que las próximas elecciones serán en junio. Mientras tanto las calificadoras de riesgo están rebajando sus calificaciones a la deuda soberana y a los principales bancos del país.
El BCE volvió a sugerirle al gobierno de ese país que acuda a un paquete de rescate proporcionado por esa entidad y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta salida, que es similar a la de Grecia e Irlanda, ha sido rechazada en repetidas ocasiones por Socrates.
Los planes de ajuste del gobierno de Socrates han sido insuficientes. En varias ocasiones este personaje ha dicho que Portugal no necesita medidas draconianas como las que resultarían de un acuerdo con el BCE y el FMI. Mientras tanto el deterioro fiscal y la falta de confianza de los mercados internacionales no da tregua. Incluso hay rumores de que, al igual que en el caso de Grecia y de Irlanda, el déficit fiscal es superior al que dicen las cifras oficiales.
Es inexplicable que a estas alturas del paseo los políticos de la mayoría de los países europeos todavía crean que pueden salirse con la suya con déficit fiscales estratosféricos permanentes. Portugal sólo ha realizado “ajusticos” que no han logrado asestarle un golpe definitivo a las tendencias negativas fiscales que trae el país. Algo parecido a los que sucede en España, no obstante las reiteradas declaraciones de su Presidente José Luis Rodríguez Zapatero en sentido contrario.
El BCE volvió a sugerirle al gobierno de ese país que acuda a un paquete de rescate proporcionado por esa entidad y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta salida, que es similar a la de Grecia e Irlanda, ha sido rechazada en repetidas ocasiones por Socrates.
Los planes de ajuste del gobierno de Socrates han sido insuficientes. En varias ocasiones este personaje ha dicho que Portugal no necesita medidas draconianas como las que resultarían de un acuerdo con el BCE y el FMI. Mientras tanto el deterioro fiscal y la falta de confianza de los mercados internacionales no da tregua. Incluso hay rumores de que, al igual que en el caso de Grecia y de Irlanda, el déficit fiscal es superior al que dicen las cifras oficiales.
Es inexplicable que a estas alturas del paseo los políticos de la mayoría de los países europeos todavía crean que pueden salirse con la suya con déficit fiscales estratosféricos permanentes. Portugal sólo ha realizado “ajusticos” que no han logrado asestarle un golpe definitivo a las tendencias negativas fiscales que trae el país. Algo parecido a los que sucede en España, no obstante las reiteradas declaraciones de su Presidente José Luis Rodríguez Zapatero en sentido contrario.