Constituye una burla del gobierno nacional y de las Farc para con el pueblo colombiano hablar de representantes de la sociedad civil en el actual proceso de paz.
El concepto se remonta a filósofos políticos como Alexis de Tocqueville que relacionó el nombre de “sociedad civil” con el conjunto de organizaciones e instituciones cívicas voluntarias que intermedian entre individuos y el Estado.
Ahí hay de todo. Se pueden incluir dentro de esa denominación organizaciones no gubernamentales, gremios, sindicatos, fundaciones de todo tipo, universidades, comunidades religiosas, colegios de profesionales, clubes sociales, etcétera, etcétera, y muchos mas etcéteras.
Ahora bien, el problema no es que haya una infinidad de instituciones “intermedias”, por llamarlas de alguna manera, todas ellas persiguiendo unos fines muy específicos ligados a su razón social. Incluso se ha identificado la fortaleza de una democracia con la diversidad y auto suficiencia de estas instituciones mediadoras. Bien se conoce el caso de gobiernos totalitarios que se han dado a la tarea de destruirlas y socavarlas como estrategia para consolidar un omnímodo poder.
El problema del que estamos hablando es otro. Se refiere al hecho de que no hay propiamente una vocería reconocida para la “sociedad civil”, adicional a la de las instituciones políticamente reconocidas, como en el caso de Congreso, Asambleas y Consejos. Pero lo que si se encuentra a la vuelta de cada esquina son unos personajes que se auto proclaman representantes de la “sociedad civil”, pero sin haber sido elegidos por el pueblo y sin sometimiento a fiscalización y ámbito jurídico alguno. Se trata de unos personajes que no son responsables ante nadie y ante nada.
Es decir, el problema es uno de representación. La auto proclamación de estos personajes no tiene validez alguna. Si los nombra el gobierno son simples asesores del gobierno. Si los postula la guerrilla son simples asesores de la guerrilla. No son mas. No pueden actuar como voceros de la “sociedad civil”. Son nombrados a dedo por dos partes interesadas en una negociación y como tal solamente representan a esas dos partes y a nadie mas, así el director del circo diga lo contrario.
Ahí hay de todo. Se pueden incluir dentro de esa denominación organizaciones no gubernamentales, gremios, sindicatos, fundaciones de todo tipo, universidades, comunidades religiosas, colegios de profesionales, clubes sociales, etcétera, etcétera, y muchos mas etcéteras.
Ahora bien, el problema no es que haya una infinidad de instituciones “intermedias”, por llamarlas de alguna manera, todas ellas persiguiendo unos fines muy específicos ligados a su razón social. Incluso se ha identificado la fortaleza de una democracia con la diversidad y auto suficiencia de estas instituciones mediadoras. Bien se conoce el caso de gobiernos totalitarios que se han dado a la tarea de destruirlas y socavarlas como estrategia para consolidar un omnímodo poder.
El problema del que estamos hablando es otro. Se refiere al hecho de que no hay propiamente una vocería reconocida para la “sociedad civil”, adicional a la de las instituciones políticamente reconocidas, como en el caso de Congreso, Asambleas y Consejos. Pero lo que si se encuentra a la vuelta de cada esquina son unos personajes que se auto proclaman representantes de la “sociedad civil”, pero sin haber sido elegidos por el pueblo y sin sometimiento a fiscalización y ámbito jurídico alguno. Se trata de unos personajes que no son responsables ante nadie y ante nada.
Es decir, el problema es uno de representación. La auto proclamación de estos personajes no tiene validez alguna. Si los nombra el gobierno son simples asesores del gobierno. Si los postula la guerrilla son simples asesores de la guerrilla. No son mas. No pueden actuar como voceros de la “sociedad civil”. Son nombrados a dedo por dos partes interesadas en una negociación y como tal solamente representan a esas dos partes y a nadie mas, así el director del circo diga lo contrario.