A pesar de la votación del Partido de Integración Nacional (PIN), la parapolítica sufrió un duro revés en las pasadas elecciones.
El PIN, compuesto por herederos de políticos vinculados con la parapolítica, obtuvo 8 senadores de un total de 100 en las últimas elecciones legislativas. Fue el cuarto partido político en votación, pero a bastante distancia de los tres primeros. Esto ha dado lugar para que algunos analistas y periodistas afirmen que la parapolítica fue una de las ganadoras en esas elecciones.
Para poner el debate en perspectiva hay que decir que en 2002 la parapolítica, infiltrada en casi todos los partidos, llegó a dominar cerca del 40% del Congreso colombiano. De ella dependía la gobernabilidad del país.
Desde entonces empezó un proceso para purgarla del sistema político. Esa purga empezó antes de las elecciones de 2006, cuando los partidos políticos expulsaron de sus filas a varios de sus congresistas vinculados al paramilitarismo.
Estos parapolíticos conformaron, entonces, otros partidos, tales como Convergencia Ciudadana, Colombia Democrática y Alas, con las que obtuvieron un total de 15 senadores. Estas agrupaciones eventualmente desaparecieron. Sus líderes, fueron juzgados y muchos de ellos condenados e inhabilitados por la Corte Suprema de Justicia. El mismo proceder tuvo la Corte con otros parapolíticos que todavía no habían sido expulsados de los principales partidos.
Y así se llegó a las elecciones de 2010, con unos partidos políticos relativamente libres de candidatos vinculados al paramilitarismo y sin la presencia de las agrupaciones políticas directamente manejadas por ellos. Sin embargo, en un esfuerzo de última hora, se unieron varios de ellos y utilizaron la razón social de un partido existente para participar en la elección, utilizando como cabezas de lista a parientes y amigos cercanos. Ese es el PIN que obtuvo 8 senadores.
Aunque es evidente la participación indirecta de la parapolítica a través del PIN en estas últimas elecciones, está lejos de tener el alcance y la envergadura de hace cuatro u ocho años. Es más, cualquiera que sea la coalición que arme el próximo gobierno, no necesita de los congresistas del PIN para conseguir una cómoda mayoría. Por todo lo anterior, y dados los antecedentes del caso, es que se puede concluir que la parapolítica sufrió un duro revés en las pasadas elecciones legislativas.
Para poner el debate en perspectiva hay que decir que en 2002 la parapolítica, infiltrada en casi todos los partidos, llegó a dominar cerca del 40% del Congreso colombiano. De ella dependía la gobernabilidad del país.
Desde entonces empezó un proceso para purgarla del sistema político. Esa purga empezó antes de las elecciones de 2006, cuando los partidos políticos expulsaron de sus filas a varios de sus congresistas vinculados al paramilitarismo.
Estos parapolíticos conformaron, entonces, otros partidos, tales como Convergencia Ciudadana, Colombia Democrática y Alas, con las que obtuvieron un total de 15 senadores. Estas agrupaciones eventualmente desaparecieron. Sus líderes, fueron juzgados y muchos de ellos condenados e inhabilitados por la Corte Suprema de Justicia. El mismo proceder tuvo la Corte con otros parapolíticos que todavía no habían sido expulsados de los principales partidos.
Y así se llegó a las elecciones de 2010, con unos partidos políticos relativamente libres de candidatos vinculados al paramilitarismo y sin la presencia de las agrupaciones políticas directamente manejadas por ellos. Sin embargo, en un esfuerzo de última hora, se unieron varios de ellos y utilizaron la razón social de un partido existente para participar en la elección, utilizando como cabezas de lista a parientes y amigos cercanos. Ese es el PIN que obtuvo 8 senadores.
Aunque es evidente la participación indirecta de la parapolítica a través del PIN en estas últimas elecciones, está lejos de tener el alcance y la envergadura de hace cuatro u ocho años. Es más, cualquiera que sea la coalición que arme el próximo gobierno, no necesita de los congresistas del PIN para conseguir una cómoda mayoría. Por todo lo anterior, y dados los antecedentes del caso, es que se puede concluir que la parapolítica sufrió un duro revés en las pasadas elecciones legislativas.