En la reciente reunión del G-20 se confirmó la creación de la Línea de Crédito Flexible (Flexible Credit Line – FCL) del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La FCL refleja un nuevo enfoque por parte del FMI y es más atractiva que Facilidad de Liquidez de Corto Plazo (Short Term Liquidity Facility – SLF) que fuera creada en 2008. La FCL está diseñada para apoyar a países cuyos fundamentos son fuertes y que tienen un buen historial de manejo macroeconómico. La condicionalidad que se aplica es ex–ante en lugar de ex-post. En cierta medida representa una manifestación de confianza en el país beneficiado, apoyada en ese historial. Será una línea de crédito renovable anualmente, cuyos recursos pueden o no utilizarse con período de repago entre 3.25 a 5 años. Los desembolsos o utilizaciones se determinarán caso po caso y no estarán condicionados a algún acuerdo de política.
De esta manera, el FMI se quita parte del estigma que ha afectado su imagen alrededor del mundo. La nueva línea le permitirá a varios países acceder a sus recursos sin que sea un requisito estar contra la pared por lo apremiante de la situación económica. Ni se verá sometida a la oposición política que genera la condicionalidad a la que están sujetas las otras facilidades crediticias del FMI.
México fue el primero en solicitar la FCL. Lo acaba de hacer por US$47.000 millones. Países como Brasil, Chile y Perú serían elegibles, pero es posible que no la soliciten, a menos que la crisis económica global se profundice.
En el caso de Colombia la opción luce interesante. Sería elegible al tener una posición externa sostenible, un historial de acceso a los mercados internacionales de crédito en términos favorables, inflación baja y estable, un sector financiero sin problemas de solvencia, y unas políticas monetaria y cambiarias que más o menos se ajustan a los cánones de la ortodoxia. La FCL le ayudaría a Colombia a enfrentar el riesgo implícito en un previsible deterioro de la situación fiscal y de balanza de pagos.
De esta manera, el FMI se quita parte del estigma que ha afectado su imagen alrededor del mundo. La nueva línea le permitirá a varios países acceder a sus recursos sin que sea un requisito estar contra la pared por lo apremiante de la situación económica. Ni se verá sometida a la oposición política que genera la condicionalidad a la que están sujetas las otras facilidades crediticias del FMI.
México fue el primero en solicitar la FCL. Lo acaba de hacer por US$47.000 millones. Países como Brasil, Chile y Perú serían elegibles, pero es posible que no la soliciten, a menos que la crisis económica global se profundice.
En el caso de Colombia la opción luce interesante. Sería elegible al tener una posición externa sostenible, un historial de acceso a los mercados internacionales de crédito en términos favorables, inflación baja y estable, un sector financiero sin problemas de solvencia, y unas políticas monetaria y cambiarias que más o menos se ajustan a los cánones de la ortodoxia. La FCL le ayudaría a Colombia a enfrentar el riesgo implícito en un previsible deterioro de la situación fiscal y de balanza de pagos.