El famoso estadio de los pasados juegos olímpicos en Beijing se ha convertido en un gran elefante blanco.
Oficialmente es conocido como el Estadio Nacional de Beijing. A un costo de US$450 millones y con 91.000 asientos, fue considerado como un símbolo de la grandeza de China y una hazaña de la arquitectura moderna. Sin embargo, después de las olimpiadas de agosto 2008, el estadio quedó sin uso. La pintura se está pelando y sólo lo visitan turistas que pagan 7 dólares por recorrerlo.
El único evento programado es la ópera Turandot de Puccini en agosto 8 de 2009, aniversario de las olimpiadas. El principal equipo de fútbol de Beijing, el Guo’an, resolvió no contratar el uso del estadio por su elevado costo. El solo mantenimiento de su estructura vale US$9 millones anuales.
Ante esta situación, Citic Group, concesionario administrador del estadio, resolvió convertir las áreas adyacentes en instalaciones comerciales y de entretenimiento. Es decir, una especie de zona rosa. De esta manera, espera conseguir algunos recursos para financiar, aunque sea parcialmente, el costo de la concesión.
El único evento programado es la ópera Turandot de Puccini en agosto 8 de 2009, aniversario de las olimpiadas. El principal equipo de fútbol de Beijing, el Guo’an, resolvió no contratar el uso del estadio por su elevado costo. El solo mantenimiento de su estructura vale US$9 millones anuales.
Ante esta situación, Citic Group, concesionario administrador del estadio, resolvió convertir las áreas adyacentes en instalaciones comerciales y de entretenimiento. Es decir, una especie de zona rosa. De esta manera, espera conseguir algunos recursos para financiar, aunque sea parcialmente, el costo de la concesión.