Esa operación fue para calmarle dolores y una posible parálisis por problemas en la columna vertebral ocasionados por su enfermedad. O sea que la operación fue simplemente para mitigarle los efectos de una de las muchas manifestaciones perniciosas de su cáncer. Que la operación no salió como debía ser y le trajo complicaciones adicionales fue resultado de la ineptitud de los médicos cubanos y del atraso de la medicina de ese país para lidiar con casos complejos como el que nos ocupa.
Maduro se abstiene de contar la verdad sobre el deplorable estado de salud de Chávez. Incluso hace pocos días, cuando Chávez yacía entubado y sedado después de esta última operación, tuvo la osadía de afirmar que su jefe estaba ya de pie y ejercitándose.
Dan risa estas burdas mentiras de Maduro. La simple verdad es que el cáncer que padece Chávez es terminal y que su expectativa de vida es la de unos pocos meses, si bien le va. No hay recuperación posible para este paciente. No hay rezos ni santería que valgan para salvarlo de este fatal desenlace.
Informar o solicitar que se informe sobre la real situación de salud de Chávez no es irrespetarlo a él o a su familia, como lo sostiene Maduro. Desde el punto de vista de los medios de comunicación lo que interesa es la verdad de lo que acontece y no versiones mentirosas de gobiernos o funcionarios públicos acerca de los hechos.
Por otro lado, la oposición de Venezuela está en todo su derecho, como lo estaría la oposición en cualquier país democrático, de exigir que se diga la verdad sobre tan importante asunto político, mas aun después de que el personaje en ciernes desapareciera de la escena durante prácticamente tres meses y medio y fuera incapaz de posesionarse para su cuarto período.
Pero para rematar, ¿qué clase de simpatía puede esperar entre sus opositores un siniestro personaje como Chávez luego de años de vilipendiarlos, acosarlos y expoliarlos?
Maduro se abstiene de contar la verdad sobre el deplorable estado de salud de Chávez. Incluso hace pocos días, cuando Chávez yacía entubado y sedado después de esta última operación, tuvo la osadía de afirmar que su jefe estaba ya de pie y ejercitándose.
Dan risa estas burdas mentiras de Maduro. La simple verdad es que el cáncer que padece Chávez es terminal y que su expectativa de vida es la de unos pocos meses, si bien le va. No hay recuperación posible para este paciente. No hay rezos ni santería que valgan para salvarlo de este fatal desenlace.
Informar o solicitar que se informe sobre la real situación de salud de Chávez no es irrespetarlo a él o a su familia, como lo sostiene Maduro. Desde el punto de vista de los medios de comunicación lo que interesa es la verdad de lo que acontece y no versiones mentirosas de gobiernos o funcionarios públicos acerca de los hechos.
Por otro lado, la oposición de Venezuela está en todo su derecho, como lo estaría la oposición en cualquier país democrático, de exigir que se diga la verdad sobre tan importante asunto político, mas aun después de que el personaje en ciernes desapareciera de la escena durante prácticamente tres meses y medio y fuera incapaz de posesionarse para su cuarto período.
Pero para rematar, ¿qué clase de simpatía puede esperar entre sus opositores un siniestro personaje como Chávez luego de años de vilipendiarlos, acosarlos y expoliarlos?