Firma con bombos y platillos toda clase de acuerdos económicos y de cooperación entre Venezuela y otros países que nunca se cumplen.
El último de ellos fue un acuerdo para exportarle a la distante Bielorrusia 80.000 barriles diarios de petróleo en momentos en que PDVSA no está en capacidad de cumplir con los compromisos ya adquiridos debido a su declinante producción. Y supuestamente ese país va a construir unas viviendas, desplazando a firmas venezolanas que las pueden hacer a un menor costo.
Probablemente todos los acuerdos comerciales y económicos firmados entre Chávez y su contraparte de Bielorrusia Alexander Lukashenko se quedarán en el tintero, al igual que ha sucedido con los firmados con Irán, Siria, Palestina, y otro sinnúmero de países lejanos y estrambóticos. Eso aparentemente no le importa a Chávez.
Lo que si le importa a Chávez es el show periodístico. Las agencias internacionales de noticias publican titulares sobre estos acuerdos como si se tratara de inminentes realidades. Las agencias son utilizadas como idiotas útiles por estos gobiernos para validar noticias que son fantasía. Para hacerle creer a la opinión pública internacional que lo que hay detrás de estos acuerdos es la promoción de intereses importantes para Venezuela, cuando lo que parece ser es que se trata de una fachada para esconder otro tipo de cooperación que no puede comunicarse a la prensa.
Pero también están los muchos acuerdos con países cercanos. La mayoría de estos también se han quedado en el tintero. Por ejemplo, Chávez se ha comprometido a construir por lo menos 8 o 9 refinerías en países de América Latina. Esos acuerdos fueron anunciados como una realidad por las agencias internacionales de noticias. Pues bien, ninguna de esas refinerías se ha empezado a construir. PDVSA no tiene ni la capacidad técnica ni los recursos para comprometerse en grandes y sofisticados proyectos. Ni siquiera es capaz de administrar eficientemente sus propias refinerías.
Por lo menos en cuatro veces y con gran despliegue periodístico apareció Chávez reunido con su contraparte de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva anunciando la construcción conjunta de una refinería en Pernambuco. ¿Qué sucedió? Ante la procrastinación de PDVSA para comprometerse seriamente con el proyecto y entregar los recursos correspondientes, Petrobras resolvió empezarlo por su cuenta y riesgo. Ni siquiera PDVSA ha sido capaz de cumplir con un primer aporte, aún después de que se vio forzada a reducir su participación 50% a 40%.
Será interesante lo que será publicado por las agencias internacionales de noticias en relación con el próximo encuentro entre Chávez y el Presidente de Ecuador Rafael Correa. Es el enésimo encuentro y será la enésima vez que dirán que han llegado a un acuerdo para la construcción conjunta de la muy cacareada Refinería del Pacífico. Y firmarán unos papeles enfrente de unas cámaras.
Cualquier observador desprevenido, que no sea pelmazo, sabe que ni Petroecuador ni muchos menos PDVSA tienen los recursos para llevar a cabo este proyecto. Es un chiste cualquier compromiso de acuerdo que firmen los Presidentes. Pero eso no importa. Igual, por enésima vez, las agencias internacionales de noticias presentarán como una realidad el inicio en firme de la construcción de la Refinería del Pacífico.
El subdesarrollo mental se manifiesta en la incapacidad de distinguir entre fantasía y realidad. En la incapacidad de ajustar los medios a los fines. En la incapacidad de visualizar y programar el horizonte temporal requerido para obtener unos determinados resultados. Es decir, la mente subdesarrollada es una mente “mágica”, incapaz de identificar las verdaderas relaciones de causa y efecto. Es, por lo tanto, una mente que vive en un mundo irreal. Tal es el mundo mental de Hugo Chávez, al que convenientemente alimentan con fantasías sus más inmediatos colaboradores, incluidos los cubanos que lo rodean. Y entre esas fantasías están, por supuesto, toda clase de pomposos acuerdos con otros países, que no tienen la más mínima posibilidad de concretarse.
Probablemente todos los acuerdos comerciales y económicos firmados entre Chávez y su contraparte de Bielorrusia Alexander Lukashenko se quedarán en el tintero, al igual que ha sucedido con los firmados con Irán, Siria, Palestina, y otro sinnúmero de países lejanos y estrambóticos. Eso aparentemente no le importa a Chávez.
Lo que si le importa a Chávez es el show periodístico. Las agencias internacionales de noticias publican titulares sobre estos acuerdos como si se tratara de inminentes realidades. Las agencias son utilizadas como idiotas útiles por estos gobiernos para validar noticias que son fantasía. Para hacerle creer a la opinión pública internacional que lo que hay detrás de estos acuerdos es la promoción de intereses importantes para Venezuela, cuando lo que parece ser es que se trata de una fachada para esconder otro tipo de cooperación que no puede comunicarse a la prensa.
Pero también están los muchos acuerdos con países cercanos. La mayoría de estos también se han quedado en el tintero. Por ejemplo, Chávez se ha comprometido a construir por lo menos 8 o 9 refinerías en países de América Latina. Esos acuerdos fueron anunciados como una realidad por las agencias internacionales de noticias. Pues bien, ninguna de esas refinerías se ha empezado a construir. PDVSA no tiene ni la capacidad técnica ni los recursos para comprometerse en grandes y sofisticados proyectos. Ni siquiera es capaz de administrar eficientemente sus propias refinerías.
Por lo menos en cuatro veces y con gran despliegue periodístico apareció Chávez reunido con su contraparte de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva anunciando la construcción conjunta de una refinería en Pernambuco. ¿Qué sucedió? Ante la procrastinación de PDVSA para comprometerse seriamente con el proyecto y entregar los recursos correspondientes, Petrobras resolvió empezarlo por su cuenta y riesgo. Ni siquiera PDVSA ha sido capaz de cumplir con un primer aporte, aún después de que se vio forzada a reducir su participación 50% a 40%.
Será interesante lo que será publicado por las agencias internacionales de noticias en relación con el próximo encuentro entre Chávez y el Presidente de Ecuador Rafael Correa. Es el enésimo encuentro y será la enésima vez que dirán que han llegado a un acuerdo para la construcción conjunta de la muy cacareada Refinería del Pacífico. Y firmarán unos papeles enfrente de unas cámaras.
Cualquier observador desprevenido, que no sea pelmazo, sabe que ni Petroecuador ni muchos menos PDVSA tienen los recursos para llevar a cabo este proyecto. Es un chiste cualquier compromiso de acuerdo que firmen los Presidentes. Pero eso no importa. Igual, por enésima vez, las agencias internacionales de noticias presentarán como una realidad el inicio en firme de la construcción de la Refinería del Pacífico.
El subdesarrollo mental se manifiesta en la incapacidad de distinguir entre fantasía y realidad. En la incapacidad de ajustar los medios a los fines. En la incapacidad de visualizar y programar el horizonte temporal requerido para obtener unos determinados resultados. Es decir, la mente subdesarrollada es una mente “mágica”, incapaz de identificar las verdaderas relaciones de causa y efecto. Es, por lo tanto, una mente que vive en un mundo irreal. Tal es el mundo mental de Hugo Chávez, al que convenientemente alimentan con fantasías sus más inmediatos colaboradores, incluidos los cubanos que lo rodean. Y entre esas fantasías están, por supuesto, toda clase de pomposos acuerdos con otros países, que no tienen la más mínima posibilidad de concretarse.