En política, perder es perder y mantenerse estático es perder un poco. Eso le pasó al Partido Liberal en las pasadas elecciones. En la cámara alta mantuvo los mismos 18 senadores que obtuvo en la elección de 2006.
Algunos comentaristas dicen que haber mantenido la misma representación política estando en la oposición es un triunfo. Están equivocados. Un triunfo hubiera sido aumentar su presencia en el Congreso. Pero no lo logró.
Fue el tercer partido en votación. Continúa como el primero de la oposición a la actual coalición de gobierno. Podría eventualmente hacer parte de una coalición de gobierno si se rompe la unión entre el Partido de la U y el Partido Conservador. Pero esa es una posibilidad que por ahora se ve remota.
El problema con el Partido Liberal es que no sabe qué representa. La sombra del desprestigio del ex Presidente Ernesto Samper lo persigue. El ala samperista del partido, que incluye a personajes como Piedad Córdoba, está más cerca del Polo Democrático que del centro del espectro político, donde se sitúa su candidato presidencial Rafael Pardo.
Ahora bien, al centro izquierda en Colombia le sombran inquilinos. Ahí están cómodamente posicionados el Polo Democrático, el Partido Verde y el movimiento de Sergio Fajardo. Al centro derecha le sobran aún más inquilinos. El Partido Conservador y el Partido de la U dominan a sus anchas ese espectro de la política colombiana.
Queda, entonces, el centro centro. Se podría argumentar que Cambio Radical está colocado ahí. De hecho, se ha hablado de una eventual unión entre el Partido Liberal y Cambio Radical. Pero hay demasiados caciques para tan poca representación política. Además, si el candidato de Cambio Radical Germán Vargas Lleras no gana en las elecciones presidenciales, la única forma como esa agrupación sobreviviría sería haciendo parte de una eventual coalición de gobierno con los conservadores y los uribistas, un camino que ya recorrió.
El Partido Liberal no quedó con la suficiente fuerza como para unir alrededor de sí a otras agrupaciones políticas minoritarias, ni es imprescindible su apoyo para gobernar. O sea que está en el limbo. Aparte de un rompimiento de la actual coalición de gobierno, la única otra posibilidad de salida del limbo sería el triunfo de Pardo en la próxima elección presidencial. Ni siquiera sería suficiente que Pardo pasara a la segunda vuelta. Tendría que ganar la Presidencia para que el Partido Liberal retomara un papel protagónico, como en las viejas épocas.
Sin embargo, las encuestas de las presidenciales no han sido generosas con Pardo. Y su candidatura no recibió propiamente un impulso con los resultados de las elecciones legislativas.
Algunos comentaristas dicen que haber mantenido la misma representación política estando en la oposición es un triunfo. Están equivocados. Un triunfo hubiera sido aumentar su presencia en el Congreso. Pero no lo logró.
Fue el tercer partido en votación. Continúa como el primero de la oposición a la actual coalición de gobierno. Podría eventualmente hacer parte de una coalición de gobierno si se rompe la unión entre el Partido de la U y el Partido Conservador. Pero esa es una posibilidad que por ahora se ve remota.
El problema con el Partido Liberal es que no sabe qué representa. La sombra del desprestigio del ex Presidente Ernesto Samper lo persigue. El ala samperista del partido, que incluye a personajes como Piedad Córdoba, está más cerca del Polo Democrático que del centro del espectro político, donde se sitúa su candidato presidencial Rafael Pardo.
Ahora bien, al centro izquierda en Colombia le sombran inquilinos. Ahí están cómodamente posicionados el Polo Democrático, el Partido Verde y el movimiento de Sergio Fajardo. Al centro derecha le sobran aún más inquilinos. El Partido Conservador y el Partido de la U dominan a sus anchas ese espectro de la política colombiana.
Queda, entonces, el centro centro. Se podría argumentar que Cambio Radical está colocado ahí. De hecho, se ha hablado de una eventual unión entre el Partido Liberal y Cambio Radical. Pero hay demasiados caciques para tan poca representación política. Además, si el candidato de Cambio Radical Germán Vargas Lleras no gana en las elecciones presidenciales, la única forma como esa agrupación sobreviviría sería haciendo parte de una eventual coalición de gobierno con los conservadores y los uribistas, un camino que ya recorrió.
El Partido Liberal no quedó con la suficiente fuerza como para unir alrededor de sí a otras agrupaciones políticas minoritarias, ni es imprescindible su apoyo para gobernar. O sea que está en el limbo. Aparte de un rompimiento de la actual coalición de gobierno, la única otra posibilidad de salida del limbo sería el triunfo de Pardo en la próxima elección presidencial. Ni siquiera sería suficiente que Pardo pasara a la segunda vuelta. Tendría que ganar la Presidencia para que el Partido Liberal retomara un papel protagónico, como en las viejas épocas.
Sin embargo, las encuestas de las presidenciales no han sido generosas con Pardo. Y su candidatura no recibió propiamente un impulso con los resultados de las elecciones legislativas.