Durante las celebraciones de fin de año de 2009 en Caracas fueron asesinadas 157 personas. Es actualmente una de las ciudades más inseguras del mundo.
Esto sucedió después de que el Presidente Hugo Chávez, en una de sus acostumbradas peroratas por televisión, dijo que su gobierno había “agarrado el toro por los cachos” en materia de seguridad. La declaración de Chávez fue el 29 de diciembre. Los 157 homicidios de Caracas tuvieron lugar entre el 31 de diciembre y el primero de enero. En total, 3,3 homicidios cada hora en apenas 48 horas. La mayoría fueron en las zonas más pobres de la ciudad y con armas de fuego.
En realidad, desde que Hugo Chávez llegó el gobierno, la violencia criminal y la inseguridad se han incrementado sustancialmente en toda Venezuela. En 1998 se contabilizaron 4.550 homicidios a nivel nacional, o sea 12,5 por día. En 2008 se registraron 14.589, o sea 40 por día. Y todo indica que en 2009 se aceleró la tendencia de aumento: estimativos prelimares sitúan el número de homicidios en 18.000. O sea que la tasa de homicidios se habría cuadruplicado desde que Chávez asumió la Presidencia.
Los secuestros también se han disparado. En 2009 superaron los 800, un 48% más que los 537 del año inmediatamente anterior. Se calcula que los secuestros “express” superaron los 10.000 el año pasado, comparados con 8.000 en 2008. Hay que tener en cuenta que muchos de estos secuestros no son reportados.
Así también los robos y asaltos a mano armada han aumentado considerablemente en las principales ciudades del país. Mientras todo esto sucede en el área de la seguridad, mientras colapsan los servicios básicos como la electricidad y el agua, mientras se desploma la producción agropecuaria, mientras se paralizan las industrias básicas de la Guayana y decae la producción de hidrocarburos, Chávez se la pasa en reuniones internacionales y firmando convenios inocuos con gobiernos de países que poco o nada le pueden aportar a Venezuela.
Pero es como si Chávez viviera en otro planeta. El país más rico en recursos naturales de América Latina, despilfarró la mayor bonanza petrolera de su historia y está actualmente sumido en una crisis económica y social sin precedentes. Da la impresión que Chávez se cree su propio cuento, el de que ha agarrado el “toro por los cachos” en materia de seguridad y en otros temas. No solamente no ha agarrado ningún cacho, sino que los cachos que le ponen quienes lo rodean crecen todos los días.
Al hacer estos pronunciamientos, Chávez debería vestirse de payaso y, entonces, se le podría celebrar lo que dice como si se tratara de un chiste. De un chiste cruel por las funestas consecuencias que su desgobierno le ha traído a Venezuela.
En realidad, desde que Hugo Chávez llegó el gobierno, la violencia criminal y la inseguridad se han incrementado sustancialmente en toda Venezuela. En 1998 se contabilizaron 4.550 homicidios a nivel nacional, o sea 12,5 por día. En 2008 se registraron 14.589, o sea 40 por día. Y todo indica que en 2009 se aceleró la tendencia de aumento: estimativos prelimares sitúan el número de homicidios en 18.000. O sea que la tasa de homicidios se habría cuadruplicado desde que Chávez asumió la Presidencia.
Los secuestros también se han disparado. En 2009 superaron los 800, un 48% más que los 537 del año inmediatamente anterior. Se calcula que los secuestros “express” superaron los 10.000 el año pasado, comparados con 8.000 en 2008. Hay que tener en cuenta que muchos de estos secuestros no son reportados.
Así también los robos y asaltos a mano armada han aumentado considerablemente en las principales ciudades del país. Mientras todo esto sucede en el área de la seguridad, mientras colapsan los servicios básicos como la electricidad y el agua, mientras se desploma la producción agropecuaria, mientras se paralizan las industrias básicas de la Guayana y decae la producción de hidrocarburos, Chávez se la pasa en reuniones internacionales y firmando convenios inocuos con gobiernos de países que poco o nada le pueden aportar a Venezuela.
Pero es como si Chávez viviera en otro planeta. El país más rico en recursos naturales de América Latina, despilfarró la mayor bonanza petrolera de su historia y está actualmente sumido en una crisis económica y social sin precedentes. Da la impresión que Chávez se cree su propio cuento, el de que ha agarrado el “toro por los cachos” en materia de seguridad y en otros temas. No solamente no ha agarrado ningún cacho, sino que los cachos que le ponen quienes lo rodean crecen todos los días.
Al hacer estos pronunciamientos, Chávez debería vestirse de payaso y, entonces, se le podría celebrar lo que dice como si se tratara de un chiste. De un chiste cruel por las funestas consecuencias que su desgobierno le ha traído a Venezuela.