No de otra manera se puede calificar la posición del gobierno de Barack Obama frente a los tratados comerciales con Colombia.
Colombia ha cumplido frente a Estados Unidos con sus compromisos en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, funcionarios y políticos en Estados Unidos han adoptado una actitud “light” en relación con la renovación del Atpdea, que fue un tratado comercial firmado como contraprestación a esos compromisos. Consideran que se trata de una limosna que le dan a Colombia a cambio de nada.
Pero se equivocan. El Atpdea hace parte de los actuales acuerdos de la lucha contra el narcotráfico. Sin Aptdea tendrían que replantearse los términos de la cooperación.
Colombia no solamente se está quedando sin Aptdea sino también sin TLC. Son verdaderamente ridículas las excusas del propio Obama y sus funcionarios acerca de por qué no se le da trámite al TLC firmado por los dos gobiernos hace cuatro años, menos ahora que la Cámara de Representantes cayó en poder del Partido Republicano y cuyos congresistas se han expresado claramente a favor de aprobar el acuerdo.
Pero Obama simplemente no quiere presentar al Congreso este TLC antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2012. Le da miedo contrariar a los grandes sindicatos de su país, que son una de sus principales fuentes de apoyo para su reelección.
Colombia nunca va a convencer a los grandes sindicatos de Estados Unidos de apoyar este TLC. Y ellos son los que deciden, no Obama. Mientras tanto, lo mínimo que se le puede pedir a Obama y sus funcionarios, incluida la secretaria de Estado Hillary Clinton, es que se ahorren la verborrea barata con la cual intentan justificar su falta de apoyo al TLC con Colombia.
Pero se equivocan. El Atpdea hace parte de los actuales acuerdos de la lucha contra el narcotráfico. Sin Aptdea tendrían que replantearse los términos de la cooperación.
Colombia no solamente se está quedando sin Aptdea sino también sin TLC. Son verdaderamente ridículas las excusas del propio Obama y sus funcionarios acerca de por qué no se le da trámite al TLC firmado por los dos gobiernos hace cuatro años, menos ahora que la Cámara de Representantes cayó en poder del Partido Republicano y cuyos congresistas se han expresado claramente a favor de aprobar el acuerdo.
Pero Obama simplemente no quiere presentar al Congreso este TLC antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2012. Le da miedo contrariar a los grandes sindicatos de su país, que son una de sus principales fuentes de apoyo para su reelección.
Colombia nunca va a convencer a los grandes sindicatos de Estados Unidos de apoyar este TLC. Y ellos son los que deciden, no Obama. Mientras tanto, lo mínimo que se le puede pedir a Obama y sus funcionarios, incluida la secretaria de Estado Hillary Clinton, es que se ahorren la verborrea barata con la cual intentan justificar su falta de apoyo al TLC con Colombia.