El Presidente venezolano ha firmado miles de acuerdos con distintos países. Casi ninguno ha llegado a feliz término. En su visita a Colombia firmará otros nuevos acuerdos.
¡Qué lindo que es viajar a otros países y firmar acuerdos! Y que los medios de comunicación les den un gran despliegue, como si fueran importantes y se trataran de dichosas realidades.
Hay que aprovechar que todavía la prensa internacional no parece haberse percatado que de los miles de acuerdos que Chávez ha firmado en sus múltiples viajes al exterior, menos de una decena han trascendido el mundo de la fantasía.
¿Será que los venezolanos todavía se creen el cuento de los acuerdos de Chávez después de 12 años de repetición de este show mediático? ¿Se habrán embrutecido desde que los sometieron a la Ley Resorte?
En fin, pasando al tema de las relaciones con Colombia, hay que repetir una y otra vez que Chávez le asestó un golpe terminal al comercio en gran escala entre ambos países. En el caso de las exportaciones de Venezuela a Colombia, Chávez se las arregló para que su país, en pocos años, dejara de producir excedentes de productos distintos a petróleo y combustibles (un logro digno de incluir en el Libro Mundial de los Récord Guinness). Actualmente Venezuela es un país de faltantes, no obstante el alto precio internacional del petróleo.
En el caso de las exportaciones de Colombia a Venezuela, ellas quedaron reducidas a una mínima expresión por las restricciones de carácter administrativo que impuso la burocracia oficial de ese país y por falta de divisas para su pago. Venderle a Venezuela es todo un riesgo, a menos que sea de contado (ofrece menos garantías que Burundi). Pero además, el gobierno de Chávez cortó los principales canales de comercialización que tenían varias de las empresas más representativas de Colombia.
Lo único realmente importante para Colombia en la relación comercial con su vecino, por ahora, es la venta de gasolina venezolana, que se consigue prácticamente gratis al otro lado de la frontera. Consumidores y comerciantes de los departamentos fronterizos colombianos se lucran con el negocio de comprar gasolina baratisima al otro lado y venderla carísima a este lado. Es verdaderamente patético que a eso haya quedado reducida lo que fue en su momento la mayor relación bilateral comercial de Colombia.
Como sea, lo cierto es que en la reunión de Cartagena entre Juan Manuel Santos y Chávez habrá la firma de más acuerdos y los consabidos abrazos de ambos mandatarios. El Presidente venezolano llega a Colombia luego de visitar Uruguay y Argentina y de firmar allá otros acuerdos, los que se agregan a los más de seiscientos que con anterioridad ya había firmado con esos países.
De hecho, los cancilleres de Colombia y Venezuela han anunciado que le presentarán a sus Presidentes “un mapa de acuerdos” (… por favor, nada de carcajadas… no es un chiste).
De todas maneras es interesante destacar que en su reciente gira por Suramérica Chávez no tocó suelo de Brasil. Y pensándolo bien, después de que se posesionó Dilma Roussef, el Presidente venezolano no ha visitado ese país. Antes, en la época que ya parece remota de Lula da Silva, se la pasaba allá firmando, con gran fanfarria, acuerdos y más acuerdos (que, sobra decir, tampoco se han cumplido).
También en otras épocas, Chávez ya hubiera organizado una nueva gira por Libia, Siria e Irán, para firmar más acuerdos. Pero sus amigos, los tiranos de esas latitudes, está muy ocupados apagando incendios y al menos por ahora no podrán hacerle el favor de recibirlo.
Hay que aprovechar que todavía la prensa internacional no parece haberse percatado que de los miles de acuerdos que Chávez ha firmado en sus múltiples viajes al exterior, menos de una decena han trascendido el mundo de la fantasía.
¿Será que los venezolanos todavía se creen el cuento de los acuerdos de Chávez después de 12 años de repetición de este show mediático? ¿Se habrán embrutecido desde que los sometieron a la Ley Resorte?
En fin, pasando al tema de las relaciones con Colombia, hay que repetir una y otra vez que Chávez le asestó un golpe terminal al comercio en gran escala entre ambos países. En el caso de las exportaciones de Venezuela a Colombia, Chávez se las arregló para que su país, en pocos años, dejara de producir excedentes de productos distintos a petróleo y combustibles (un logro digno de incluir en el Libro Mundial de los Récord Guinness). Actualmente Venezuela es un país de faltantes, no obstante el alto precio internacional del petróleo.
En el caso de las exportaciones de Colombia a Venezuela, ellas quedaron reducidas a una mínima expresión por las restricciones de carácter administrativo que impuso la burocracia oficial de ese país y por falta de divisas para su pago. Venderle a Venezuela es todo un riesgo, a menos que sea de contado (ofrece menos garantías que Burundi). Pero además, el gobierno de Chávez cortó los principales canales de comercialización que tenían varias de las empresas más representativas de Colombia.
Lo único realmente importante para Colombia en la relación comercial con su vecino, por ahora, es la venta de gasolina venezolana, que se consigue prácticamente gratis al otro lado de la frontera. Consumidores y comerciantes de los departamentos fronterizos colombianos se lucran con el negocio de comprar gasolina baratisima al otro lado y venderla carísima a este lado. Es verdaderamente patético que a eso haya quedado reducida lo que fue en su momento la mayor relación bilateral comercial de Colombia.
Como sea, lo cierto es que en la reunión de Cartagena entre Juan Manuel Santos y Chávez habrá la firma de más acuerdos y los consabidos abrazos de ambos mandatarios. El Presidente venezolano llega a Colombia luego de visitar Uruguay y Argentina y de firmar allá otros acuerdos, los que se agregan a los más de seiscientos que con anterioridad ya había firmado con esos países.
De hecho, los cancilleres de Colombia y Venezuela han anunciado que le presentarán a sus Presidentes “un mapa de acuerdos” (… por favor, nada de carcajadas… no es un chiste).
De todas maneras es interesante destacar que en su reciente gira por Suramérica Chávez no tocó suelo de Brasil. Y pensándolo bien, después de que se posesionó Dilma Roussef, el Presidente venezolano no ha visitado ese país. Antes, en la época que ya parece remota de Lula da Silva, se la pasaba allá firmando, con gran fanfarria, acuerdos y más acuerdos (que, sobra decir, tampoco se han cumplido).
También en otras épocas, Chávez ya hubiera organizado una nueva gira por Libia, Siria e Irán, para firmar más acuerdos. Pero sus amigos, los tiranos de esas latitudes, está muy ocupados apagando incendios y al menos por ahora no podrán hacerle el favor de recibirlo.