Lo confirman las declaraciones de Raúl Castro según las cuales Cuba y Venezuela “cada día son más la misma cosa”.
Después de visitar Venezuela, Raúl Castro ordenó la entrega gratis por el resto de este año de 100.000 barriles diarios de petróleo de los venezolanos. Eso representa unos US$4.000 millones anuales. También se aseguró de otras transferencias que se calculan en aproximadamente US$2.000 millones.
¿Qué recibirá Venezuela a cambio? El aporte de algunos miles de trabajadores de la salud cubanos, esclavos todos ellos. Y, ¿algo más? La contribución de miles de militares y espías cubanos de todas las calañas, cuyo papel es el de asegurar la transición final de Venezuela a su condición de colonia de Cuba. Actualmente controlan la seguridad de Hugo Chávez (un personaje que ya no mueve un dedo sin consultarle a sus patrones cubanos), a las fuerzas armadas venezolanas (que deberían sincerarse del todo y dejar de llamarse venezolanas), y todo lo que tiene que ver con el aparato represivo y la propaganda del régimen.
Visto desde otro ángulo, ambos países “son cada día más la misma cosa” en escasez. A pasos agigantados el gobierno de Hugo Chávez se las ha arreglado para convertir al país más rico en recursos naturales de América Latina, en uno en donde escasea desde la luz hasta los alimentos. En uno donde el gobierno está quebrado y la población no tiene divisas para atender sus necesidades básicas de consumo. En uno donde cada vez son más escasas la libertades políticas y económicas.
En sus primeros 20 años de gobierno los hermanos Fidel y Raúl Castro convirtieron a Cuba en un país igual de pobre a Haití, luego de ser uno de los más prósperos de América Latina antes de su llegada al gobierno. Chávez se ha empeñado en batir ese récord de destrucción de riqueza y parece que lo logrará.
O sea que es verdad aquello de que Cuba y Venezuela “son cada vez más la misma cosa”. Cuba es un hueco negro en el espacio caribeño. Se chupó de un sorbo los pocos excedentes económicos de la Unión Soviética (USRR). Ahora lo está haciendo con Venezuela. La diferencia es que en el caso de la USRR, Cuba era la colonia puesto que intercambiaba ayuda económica por obediencia política.
En el patético caso de Cuba y Venezuela, es al revés. No solamente Cuba se chupa los excedentes económicos de Venezuela sino que rige los destinos políticos de ese país. Los hermanos Castro tienen a un capataz, que no es otro que Hugo Chávez, que sigue sus instrucciones al pie de la letra. En el último desfile con ocasión del bicentanario de la Independencia de España, lo vistieron con un disfraz militar de dictador de país de la órbita comunista soviética de la década de los años cincuenta del siglo pasado. El capataz lucía realizado en su nuevo atuendo.
Visto desde otro ángulo, ambos países “son cada día más la misma cosa” en escasez. A pasos agigantados el gobierno de Hugo Chávez se las ha arreglado para convertir al país más rico en recursos naturales de América Latina, en uno en donde escasea desde la luz hasta los alimentos. En uno donde el gobierno está quebrado y la población no tiene divisas para atender sus necesidades básicas de consumo. En uno donde cada vez son más escasas la libertades políticas y económicas.
En sus primeros 20 años de gobierno los hermanos Fidel y Raúl Castro convirtieron a Cuba en un país igual de pobre a Haití, luego de ser uno de los más prósperos de América Latina antes de su llegada al gobierno. Chávez se ha empeñado en batir ese récord de destrucción de riqueza y parece que lo logrará.
O sea que es verdad aquello de que Cuba y Venezuela “son cada vez más la misma cosa”. Cuba es un hueco negro en el espacio caribeño. Se chupó de un sorbo los pocos excedentes económicos de la Unión Soviética (USRR). Ahora lo está haciendo con Venezuela. La diferencia es que en el caso de la USRR, Cuba era la colonia puesto que intercambiaba ayuda económica por obediencia política.
En el patético caso de Cuba y Venezuela, es al revés. No solamente Cuba se chupa los excedentes económicos de Venezuela sino que rige los destinos políticos de ese país. Los hermanos Castro tienen a un capataz, que no es otro que Hugo Chávez, que sigue sus instrucciones al pie de la letra. En el último desfile con ocasión del bicentanario de la Independencia de España, lo vistieron con un disfraz militar de dictador de país de la órbita comunista soviética de la década de los años cincuenta del siglo pasado. El capataz lucía realizado en su nuevo atuendo.