Estableció una tercera tasa de cambio oficial superior a las dos existentes. Pero ni a la nueva tasa hay suficientes dólares (o divisas) para atender la demanda.
El gobierno de Hugo Chávez quiere apoderarse de todos los dólares que circulan en la economía venezolana, para luego distribuirlos como se le venga en gana. Ha impuesto un control de cambios que es una entelequia que nadie entiende, con tres tasas de cambio oficial, la de 2,60 bolívares por dólar, la de 4,30 bolívares y una tasa variable que se ha situado inicialmente por encima de 5 bolívares.
En el entretanto, en junio 10 de 2010, el dólar paralelo o negro llegaba a 9,77 bolívares.
Los dólares (o divisas) en Venezuela son cada vez más escasos. La falta de transparencia en las cuentas públicas impide ver la gravedad de la situación. Pero todos los indicios apuntan a una muy estrecha situación de liquidez en todos los niveles de la administración pública venezolana.
No hay dólares y abundan los bolívares fuertes. A estos últimos nadie los quiere por débiles. La inflación supera 30% anual. Los sueldos de los empleados públicos están desbordados. El gobierno de Venezuela sencillamente no inspira confianza en los mercados financieros internacionales. Preocupa el acelerado deterioro del sistema productivo del país, incluido el de su infraestructura petrolera.
Y mientras todo esto sea así, y el precio internacional del petróleo no se recupere mayormente, nadie podrá detener la devaluación del bolívar.
En el entretanto, en junio 10 de 2010, el dólar paralelo o negro llegaba a 9,77 bolívares.
Los dólares (o divisas) en Venezuela son cada vez más escasos. La falta de transparencia en las cuentas públicas impide ver la gravedad de la situación. Pero todos los indicios apuntan a una muy estrecha situación de liquidez en todos los niveles de la administración pública venezolana.
No hay dólares y abundan los bolívares fuertes. A estos últimos nadie los quiere por débiles. La inflación supera 30% anual. Los sueldos de los empleados públicos están desbordados. El gobierno de Venezuela sencillamente no inspira confianza en los mercados financieros internacionales. Preocupa el acelerado deterioro del sistema productivo del país, incluido el de su infraestructura petrolera.
Y mientras todo esto sea así, y el precio internacional del petróleo no se recupere mayormente, nadie podrá detener la devaluación del bolívar.