Según ese gobierno, el colapso eléctrico en Venezuela es una exageración de la oposición y ya se ve la luz al final del túnel.
El ministro de Electricidad Alí Rodríguez Araque pronosticó que “no habrá colapso eléctrico en el país”. Este personaje no se ha percatado que ya existe un colapso eléctrico en Venezuela del cual él y su jefe Hugo Chávez son los principales culpables. Hace meses que hay un significativo y creciente racionamiento de energía eléctrica que ha traído inmensas pérdidas y daños a la economía del país y a su población. A partir de 2009 le estalló en la cara al gobierno una crisis de envergadura, la que había sido anticipada por destacados expertos venezolanos en el tema. Últimamente el deterioro ha sido dramático y no se ve la luz al final del túnel.
Tanto el ministro Rodríguez como el presidente de Electrificación del Caroni (Edelca) Igor Gavidia León han enfatizado que 2010 es un año electoral y que por esa razón “hay una exacerbación de planteamientos, de crear pánico en la población.” La exacerbación nada tiene que ver con el año electoral o con la oposición. La población está exacerbada por las funestas consecuencias del racionamiento eléctrico, resultado de la ineptitud de personajes como Chávez y Rodríguez. No hay que ponerle más misterio al asunto.
Rodríguez y Gavidia hablan como si el colapso eléctrico fuere una exageración de la oposición y como si ya se hubieran tomado todas las medidas para solucionar el problema. Su definición de colapso es la de una crisis total en la cual la represa de Guri deja de generar por completo y el país queda sometido a racionamientos mucho mayores que los actuales, excepto obviamente en el Palacio de Mirafores y sus alrededores.
Ambos funcionarios le mienten al país cuando dicen que todo está bajo control. El racionamiento actual no ha producido los resultados esperados de ahorro en el consumo y la mayor parte de los planes para aumentar la capacidad de generación termoeléctrica no se concretarán tan rápido como dicen. De manera que la dependencia en la generación del embalse del Guri se mantendrá tan alta como es ahora, tanto en 2010 como en el próximo año.
La prueba de que el gobierno ha sido incapaz de aumentar la generación termoeléctrica es que se sigue apoyando en Guri, hasta el punto que su nivel ha continuado en caída libre. El último registro, en marzo 19, lo coloca en 252 metros. Nadie sabe muy bien cual es el nivel crítico, después del cual le entra aire a las turbinas y dejan de funcionar. La mayoría de los expertos considera que ese nivel estaría alrededor de 240-245 metros, al cual se llegaría en abril o comienzos de mayo.
Las órdenes del alto gobierno son las de extraerle el máximo de energía al Guri, para evitar aumentar los racionamientos, sin tener en cuenta la criticidad de su nivel. Existe la idea dentro del gobierno de que no hay propiamente un nivel de colapso final de Guri y de que las turbinas pueden seguir generando sin una mayor cantidad de agua represada. Unos técnicos brasileros, que no tienen nada que perder, han sugerido que las unidades de ambas casas de máquinas se pueden operar sin problemas a un nivel de 238 metros.
La otra idea que permea la visión oficial del tema es que cuando lleguen las lluvias en abril y mayo, el embalse se repondrá y en ese momento ya se tendrá la suficiente capacidad de generación térmica para sustituirlo, al menos parcialmente. Ojalá todo fuera así de simple y la solución fueran las lluvias. Ni habrá próximamente generación térmica suficiente para sustituir Guri, ni el embalse podrá recuperarse mayormente mientras siga la alta dependencia del sistema eléctrico en su generación, así llueva a cántaros.
El gobierno de Chávez no tiene un plan realista para enfrentar el colapso eléctrico actual, que seguramente se extenderá hasta 2011 e incluso más allá. Eso no obsta para que el ministro Rodríguez y otros funcionarios salgan todas las semanas a auto elogiarse por los resultados obtenidos en el manejo de la crisis eléctrica, como si ya pudieran cantar victoria. Pero mientras las focas se aplauden entre sí, los venezolanos, sean de la oposición o no lo sean, ven con angustia como se intensifican los racionamientos eléctricos en varias regiones del país y como, día a día, se reduce el nivel del embalse de Guri.
Tanto el ministro Rodríguez como el presidente de Electrificación del Caroni (Edelca) Igor Gavidia León han enfatizado que 2010 es un año electoral y que por esa razón “hay una exacerbación de planteamientos, de crear pánico en la población.” La exacerbación nada tiene que ver con el año electoral o con la oposición. La población está exacerbada por las funestas consecuencias del racionamiento eléctrico, resultado de la ineptitud de personajes como Chávez y Rodríguez. No hay que ponerle más misterio al asunto.
Rodríguez y Gavidia hablan como si el colapso eléctrico fuere una exageración de la oposición y como si ya se hubieran tomado todas las medidas para solucionar el problema. Su definición de colapso es la de una crisis total en la cual la represa de Guri deja de generar por completo y el país queda sometido a racionamientos mucho mayores que los actuales, excepto obviamente en el Palacio de Mirafores y sus alrededores.
Ambos funcionarios le mienten al país cuando dicen que todo está bajo control. El racionamiento actual no ha producido los resultados esperados de ahorro en el consumo y la mayor parte de los planes para aumentar la capacidad de generación termoeléctrica no se concretarán tan rápido como dicen. De manera que la dependencia en la generación del embalse del Guri se mantendrá tan alta como es ahora, tanto en 2010 como en el próximo año.
La prueba de que el gobierno ha sido incapaz de aumentar la generación termoeléctrica es que se sigue apoyando en Guri, hasta el punto que su nivel ha continuado en caída libre. El último registro, en marzo 19, lo coloca en 252 metros. Nadie sabe muy bien cual es el nivel crítico, después del cual le entra aire a las turbinas y dejan de funcionar. La mayoría de los expertos considera que ese nivel estaría alrededor de 240-245 metros, al cual se llegaría en abril o comienzos de mayo.
Las órdenes del alto gobierno son las de extraerle el máximo de energía al Guri, para evitar aumentar los racionamientos, sin tener en cuenta la criticidad de su nivel. Existe la idea dentro del gobierno de que no hay propiamente un nivel de colapso final de Guri y de que las turbinas pueden seguir generando sin una mayor cantidad de agua represada. Unos técnicos brasileros, que no tienen nada que perder, han sugerido que las unidades de ambas casas de máquinas se pueden operar sin problemas a un nivel de 238 metros.
La otra idea que permea la visión oficial del tema es que cuando lleguen las lluvias en abril y mayo, el embalse se repondrá y en ese momento ya se tendrá la suficiente capacidad de generación térmica para sustituirlo, al menos parcialmente. Ojalá todo fuera así de simple y la solución fueran las lluvias. Ni habrá próximamente generación térmica suficiente para sustituir Guri, ni el embalse podrá recuperarse mayormente mientras siga la alta dependencia del sistema eléctrico en su generación, así llueva a cántaros.
El gobierno de Chávez no tiene un plan realista para enfrentar el colapso eléctrico actual, que seguramente se extenderá hasta 2011 e incluso más allá. Eso no obsta para que el ministro Rodríguez y otros funcionarios salgan todas las semanas a auto elogiarse por los resultados obtenidos en el manejo de la crisis eléctrica, como si ya pudieran cantar victoria. Pero mientras las focas se aplauden entre sí, los venezolanos, sean de la oposición o no lo sean, ven con angustia como se intensifican los racionamientos eléctricos en varias regiones del país y como, día a día, se reduce el nivel del embalse de Guri.