Debe a dueños de empresas expropiadas y a importadores miles de millones de dólares. Se hace el de la vista gorda como buen ladrón.
Sólo lo que le adeuda a las empresas afiliadas a la Cámara Venezolano Americana de Industria y Comercio (Venancham) por concepto de activos que fueron nacionalizados o expropiados asciende a US$12.000 millones. Nadie en el gobierno da razón de cuándo y por cuánto serán resarcidos los legítimos dueños.
Así también, según Venancham, a sus afiliados les deben cerca de US$7.000 millones en importaciones ya realizadas a las tasas oficiales de cambio. El rezago promedio en el otorgamiento de divisas por parte de Cadivi es superior a 8 meses y tiende a aumentar.
Lo anterior se refiere a deudas del gobierno venezolano con compañías de Estados Unidos. Son igualmente cuantiosas las deudas con compañías de Europa, Asia y América Latina.
Lo increíble es que muchas de las empresas nacionalizadas o expropiadas han sido saqueadas y destruidas. El gobierno de Venezuela se las entregó a funcionarios y sindicatos depredadores. Actualmente muchas de estas empresas ya no valen ni la mitad de lo que supuestamente debería pagar el gobierno de Venezuela a sus legítimos dueños. Algunas sencillamente ya no valen nada. Es decir, estas nacionalizaciones o expropiaciones sólo beneficiaron a quienes las saquearon y destruyeron.
¿Quién responderá por las inmensas pérdidas que estas nacionalizaciones o expropiaciones le han significado a Venezuela? ¿Hugo Chávez? ¿Los funcionarios y sindicalistas ladrones?
No contentos con lo que ya han robado y destruido, Hugo Chávez y su Asamblea Nacional de bolsillo expidió recientemente una ley a través de la cual basta la orden de “¡exprópiese!”, para sancionar el robo. Es una ley que le da carta blanca al gobierno de Chávez para expoliar riqueza ajena a su discreción.
En estas condiciones, ¿quién es tan pelmazo como para poseer algo de valor en Venezuela? ¿Quién lo es como para vender a crédito? ¿Quién tiene la vocación de hacer empresa para que luego se la roben unos funcionarios públicos y sindicalistas saqueadores?
Bajo la dirección de Chávez Venezuela se convirtió en el paraíso de los ladrones. “Nada es de nadie”, es el lema del paraíso. Pero lo que no es de nadie, lo termina siendo de los más vivos y poderosos. O sea de Chávez y de los funcionarios y sindicalistas que actúan bajo el amparo de su poder.
Así también, según Venancham, a sus afiliados les deben cerca de US$7.000 millones en importaciones ya realizadas a las tasas oficiales de cambio. El rezago promedio en el otorgamiento de divisas por parte de Cadivi es superior a 8 meses y tiende a aumentar.
Lo anterior se refiere a deudas del gobierno venezolano con compañías de Estados Unidos. Son igualmente cuantiosas las deudas con compañías de Europa, Asia y América Latina.
Lo increíble es que muchas de las empresas nacionalizadas o expropiadas han sido saqueadas y destruidas. El gobierno de Venezuela se las entregó a funcionarios y sindicatos depredadores. Actualmente muchas de estas empresas ya no valen ni la mitad de lo que supuestamente debería pagar el gobierno de Venezuela a sus legítimos dueños. Algunas sencillamente ya no valen nada. Es decir, estas nacionalizaciones o expropiaciones sólo beneficiaron a quienes las saquearon y destruyeron.
¿Quién responderá por las inmensas pérdidas que estas nacionalizaciones o expropiaciones le han significado a Venezuela? ¿Hugo Chávez? ¿Los funcionarios y sindicalistas ladrones?
No contentos con lo que ya han robado y destruido, Hugo Chávez y su Asamblea Nacional de bolsillo expidió recientemente una ley a través de la cual basta la orden de “¡exprópiese!”, para sancionar el robo. Es una ley que le da carta blanca al gobierno de Chávez para expoliar riqueza ajena a su discreción.
En estas condiciones, ¿quién es tan pelmazo como para poseer algo de valor en Venezuela? ¿Quién lo es como para vender a crédito? ¿Quién tiene la vocación de hacer empresa para que luego se la roben unos funcionarios públicos y sindicalistas saqueadores?
Bajo la dirección de Chávez Venezuela se convirtió en el paraíso de los ladrones. “Nada es de nadie”, es el lema del paraíso. Pero lo que no es de nadie, lo termina siendo de los más vivos y poderosos. O sea de Chávez y de los funcionarios y sindicalistas que actúan bajo el amparo de su poder.