Como para morirse de la risa. En el comunicado ambos gobiernos ratifican su más enérgica condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.
El gobierno de Venezuela, que es sede de campamentos y de la cancillería de las FARC, que maneja negocios oscuros con países que apoyan el terrorismo como Irán, que aloja y entrena a guerrilleros de la ETA, que colabora en las financiaciones y movimientos de dinero de estos y otros grupos terroristas internacionales, que se ha convertido en ruta del narcotráfico hacía España y otros países europeos, ese gobierno firma un comunicado en el cual rechaza “enérgicamente” todo lo que ha venido haciendo en los últimos once años. Y el gobierno de España, que actualmente ejerce la Presidencia de la Unión Europea, acepta y legitima con su firma la cínica declaración venezolana.
¿Será que el concepto de “terrorismo” del gobierno de España y del gobierno de Venezuela no es el mismo? El del juez de la Audiencia Nacional de España Eloy Velasco parece ser muy claro cuando puso en evidencia que el gobierno de Venezuela había colaborado en distintas actividades terroristas con ETA y las FARC. Pero, por lo visto, es otro el criterio de José Luis Zapatero sobre estos temas.
Lo que si se conoce es el pensamiento del promotor de Cuba y Venezuela ante la comunidad internacional, el Canciller de España Miguel Ángel Moratinos. Pertenece a esa vieja izquierda europea que aplica una doble moral: rechazo al terrorismo en su casa, pero complacencia con el terrorismo en otras regiones del planeta.
Es evidente que a Zapatero y Moratinos los desvela los negocios de Repsol, Telefónica, Duro Felguera, Iberdrola, Elecnor, BBVA, y otras empresas españolas en Venezuela. Por ejemplo, hace pocos meses, sin licitación de por medio, el gobierno venezolano le concedió contratos por US$4.000 millones para la construcción de unas plantas termoeléctricas a Duro Felguera, Iberdrola y Elecnor.
En el caso de Iberdrola Ingeniería y Construcción y Elecnor se les adjudicó la construcción “llave en mano” de una central de ciclo combinado con una potencia de 1.000 MW, que se ubicará en la ciudad de Cumaná, en el estado de Sucre, con una potencia de 1.000 MW y por un valor cercano a los US$2.000 millones.
A su vez, Duro Felguera se ganó otro contrato de un proyecto “llave en mano” para construir otra central de ciclo combinado en el Valle Tuy cerca de Caracas con potencia de 1.620 MW y un valor cercano a los US$2.100 millones. En ambos casos, las termoeléctricas están cómodamente sobre valoradas, lo que permite repartir generosas comisiones a diestra y siniestra, por cuenta del dinero de todos los venezolanos.
Adicionalmente, Repsol ha resuelto jugársela con el petróleo y gas venezolano, no obstante la desconfianza que despierta un gobierno como el de Hugo Chávez que cambia las reglas de juego al vaivén de caprichosas consideraciones personales y coyunturales.
Así también, se podrían mencionar otros negocios “grises” con el gobierno de Hugo Chávez en los que han estado involucradas otras empresas españolas y en los cuales se le ha visto muy activo a Miguel Ángel Moratinos.
En fin. Si este comunicado se hubiera firmado entre el gobierno de Venezuela y la Cámara Venezolano Española de Industria y Comercio (Cavespa), nadie se hubiera sorprendido mayormente. Que Zapatero y Moratinos se hayan inmiscuido para socavar la investigación en curso de un juez, sorprende un poco más. Porque, al final de cuentas en España, dicen los españoles, supuestamente hay separación de poderes. Y hasta se atreven a pontificar sobre el tema cuando visitan a América Latina. ¡Ridículos!
¿Será que el concepto de “terrorismo” del gobierno de España y del gobierno de Venezuela no es el mismo? El del juez de la Audiencia Nacional de España Eloy Velasco parece ser muy claro cuando puso en evidencia que el gobierno de Venezuela había colaborado en distintas actividades terroristas con ETA y las FARC. Pero, por lo visto, es otro el criterio de José Luis Zapatero sobre estos temas.
Lo que si se conoce es el pensamiento del promotor de Cuba y Venezuela ante la comunidad internacional, el Canciller de España Miguel Ángel Moratinos. Pertenece a esa vieja izquierda europea que aplica una doble moral: rechazo al terrorismo en su casa, pero complacencia con el terrorismo en otras regiones del planeta.
Es evidente que a Zapatero y Moratinos los desvela los negocios de Repsol, Telefónica, Duro Felguera, Iberdrola, Elecnor, BBVA, y otras empresas españolas en Venezuela. Por ejemplo, hace pocos meses, sin licitación de por medio, el gobierno venezolano le concedió contratos por US$4.000 millones para la construcción de unas plantas termoeléctricas a Duro Felguera, Iberdrola y Elecnor.
En el caso de Iberdrola Ingeniería y Construcción y Elecnor se les adjudicó la construcción “llave en mano” de una central de ciclo combinado con una potencia de 1.000 MW, que se ubicará en la ciudad de Cumaná, en el estado de Sucre, con una potencia de 1.000 MW y por un valor cercano a los US$2.000 millones.
A su vez, Duro Felguera se ganó otro contrato de un proyecto “llave en mano” para construir otra central de ciclo combinado en el Valle Tuy cerca de Caracas con potencia de 1.620 MW y un valor cercano a los US$2.100 millones. En ambos casos, las termoeléctricas están cómodamente sobre valoradas, lo que permite repartir generosas comisiones a diestra y siniestra, por cuenta del dinero de todos los venezolanos.
Adicionalmente, Repsol ha resuelto jugársela con el petróleo y gas venezolano, no obstante la desconfianza que despierta un gobierno como el de Hugo Chávez que cambia las reglas de juego al vaivén de caprichosas consideraciones personales y coyunturales.
Así también, se podrían mencionar otros negocios “grises” con el gobierno de Hugo Chávez en los que han estado involucradas otras empresas españolas y en los cuales se le ha visto muy activo a Miguel Ángel Moratinos.
En fin. Si este comunicado se hubiera firmado entre el gobierno de Venezuela y la Cámara Venezolano Española de Industria y Comercio (Cavespa), nadie se hubiera sorprendido mayormente. Que Zapatero y Moratinos se hayan inmiscuido para socavar la investigación en curso de un juez, sorprende un poco más. Porque, al final de cuentas en España, dicen los españoles, supuestamente hay separación de poderes. Y hasta se atreven a pontificar sobre el tema cuando visitan a América Latina. ¡Ridículos!