Las actuaciones de quienes dirigen el gobierno venezolano producirían risa, si no fuera por sus funestas consecuencias.
Rufino Galíndez, gerente de Electrificación del Caroni (Edelca), la empresa de generación hidroeléctrica más importante del país, convocó a sus empleados para sesiones de oración con el fin de solicitarle a Dios que haga llover en los nacimientos de los ríos que alimentan la presa de Guri. Esta importantísima central se encuentra al borde del colapso no solamente por falta de lluvias sino también por el deficiente mantenimiento de las turbinas y por la pésima administración durante 11 años de gobierno de Hugo Chávez del sistema eléctrico nacional.
Desde inicios de 2009, cuando se detectó el advenimiento del fenómeno de El Niño, se sabía que a partir del segundo semestre de ese año y durante el primer semestre de 2010 se presentaría una falta de lluvias en países como Venezuela y Colombia. De hecho, este fenómeno, cuyo impacto es completamente predecible con meses de anticipación, afecta más a Colombia que a Venezuela. Pero en Colombia el gobierno no acude a sesiones de oración para lidear con esta clase de temas.
¡Pobre Dios! Los funcionarios de Edelca le solicitan que haga desaparecer el fenómeno de El Niño (un fenómeno que incide sobre el clima de la mitad del planeta) en ese pedacito de territorio que hace parte de la cuenca del río Caroní. Estos funcionarios ineptos le piden a Dios que los favorezca con el milagro de modificar en su beneficio los patrones climatológicos planetarios.
Así también, con el tema de la falta de lluvias ocasionadas por el recurrente y predecible fenómeno de El Niño, el presidente Hugo Chávez, en distintas ocasiones, se ha referido a su “brillante” iniciativa de acudir a los bombardeos de nubes para contrarrestar la sequía. Y ha señalado que esa labor está a cargo de los cubanos. En realidad, esto último sobra por cuanto actualmente en Venezuela todo lo que tiene que ver con Chávez lo manejan los cubanos. La noticia hubiera sido que eran los venezolanos quienes estaban a cargo. Pero bueno, el hecho cierto es que Chávez, responsable directo de los inmensos daños y perjuicios que está ocasionando el racionamiento eléctrico en su país, le cuenta a sus audiencias con gran orgullo que una de sus soluciones a la crisis es el bombardeo de las nubes. Y hasta chistecitos hace al respecto.
¿Cuánto dinero se ha gastado el gobierno venezolano en esos bombardeos? No se sabe. ¿Qué efecto han tenido los bombardeos? Ninguno. ¿Le importa eso a Chávez? Claro que no. Es otra de sus tantas excusas para transferirle a Cuba el dinero que le pertenece a los venezolanos.
Habría otros innumerables casos que podrían mencionarse y que ilustran sobre el circo que ha montado Chávez. Pero, en aras de la brevedad, adicionemos sólo uno más. El presidente de Sidor Rodolfo Sanz declaró recientemente que la empresa iba a invertir US$440 millones para comprar una planta térmica con capacidad de generación de 880 MW de energía eléctrica. De esta manera Sidor no demandaría para su operación energía proveniente de Edelca, la cual se destinaría para atender la demanda del resto del país.
Sanz no especificó de donde saldría el dinero, pues Sidor ya está completamente quebrado y actualmente opera a 30% de su capacidad. Ni tampoco ese inepto funcionario aclaró como se afectaría la viabilidad futura de esta siderúrgica si empezara a depender de una fuente costosa de energía eléctrica, como lo es la generación térmica. Pero nada de esto importa en el gobierno de Chávez. Lo que interesa es salir al paso con declaraciones que tranquilizan a esa gran masa de “revolucionarios” venezolanos, que opinan sobre lo divino y lo humano, pero que no tienen idea de nada.
Como sea, días antes a las declaraciones de Sanz, el súper ministro del régimen Diosdado Cabello, un personaje del que se rumora maneja al propio Chávez en la palma de su mano, salió con el cuento de que el gobierno gastará 1.400 millones de euros (aproximadamente US$2.000 millones) para adquirir una planta térmica con capacidad de generación de 1.000 MW, como parte de la solución a la crisis eléctrica por la cual atraviesa el país. La planta térmica de Cabello vale cuatro veces más que la de Sanz. Seguramente la de Cabello es cuatro veces más costosa porque con ella hay que repartir comisiones por doquier.
En fin. Así es el circo de Hugo Chávez. Hasta los temas más serios y urgentes se convierten en un chiste, sin que importe el costo sobre la calidad de vida de los venezolanos.
Desde inicios de 2009, cuando se detectó el advenimiento del fenómeno de El Niño, se sabía que a partir del segundo semestre de ese año y durante el primer semestre de 2010 se presentaría una falta de lluvias en países como Venezuela y Colombia. De hecho, este fenómeno, cuyo impacto es completamente predecible con meses de anticipación, afecta más a Colombia que a Venezuela. Pero en Colombia el gobierno no acude a sesiones de oración para lidear con esta clase de temas.
¡Pobre Dios! Los funcionarios de Edelca le solicitan que haga desaparecer el fenómeno de El Niño (un fenómeno que incide sobre el clima de la mitad del planeta) en ese pedacito de territorio que hace parte de la cuenca del río Caroní. Estos funcionarios ineptos le piden a Dios que los favorezca con el milagro de modificar en su beneficio los patrones climatológicos planetarios.
Así también, con el tema de la falta de lluvias ocasionadas por el recurrente y predecible fenómeno de El Niño, el presidente Hugo Chávez, en distintas ocasiones, se ha referido a su “brillante” iniciativa de acudir a los bombardeos de nubes para contrarrestar la sequía. Y ha señalado que esa labor está a cargo de los cubanos. En realidad, esto último sobra por cuanto actualmente en Venezuela todo lo que tiene que ver con Chávez lo manejan los cubanos. La noticia hubiera sido que eran los venezolanos quienes estaban a cargo. Pero bueno, el hecho cierto es que Chávez, responsable directo de los inmensos daños y perjuicios que está ocasionando el racionamiento eléctrico en su país, le cuenta a sus audiencias con gran orgullo que una de sus soluciones a la crisis es el bombardeo de las nubes. Y hasta chistecitos hace al respecto.
¿Cuánto dinero se ha gastado el gobierno venezolano en esos bombardeos? No se sabe. ¿Qué efecto han tenido los bombardeos? Ninguno. ¿Le importa eso a Chávez? Claro que no. Es otra de sus tantas excusas para transferirle a Cuba el dinero que le pertenece a los venezolanos.
Habría otros innumerables casos que podrían mencionarse y que ilustran sobre el circo que ha montado Chávez. Pero, en aras de la brevedad, adicionemos sólo uno más. El presidente de Sidor Rodolfo Sanz declaró recientemente que la empresa iba a invertir US$440 millones para comprar una planta térmica con capacidad de generación de 880 MW de energía eléctrica. De esta manera Sidor no demandaría para su operación energía proveniente de Edelca, la cual se destinaría para atender la demanda del resto del país.
Sanz no especificó de donde saldría el dinero, pues Sidor ya está completamente quebrado y actualmente opera a 30% de su capacidad. Ni tampoco ese inepto funcionario aclaró como se afectaría la viabilidad futura de esta siderúrgica si empezara a depender de una fuente costosa de energía eléctrica, como lo es la generación térmica. Pero nada de esto importa en el gobierno de Chávez. Lo que interesa es salir al paso con declaraciones que tranquilizan a esa gran masa de “revolucionarios” venezolanos, que opinan sobre lo divino y lo humano, pero que no tienen idea de nada.
Como sea, días antes a las declaraciones de Sanz, el súper ministro del régimen Diosdado Cabello, un personaje del que se rumora maneja al propio Chávez en la palma de su mano, salió con el cuento de que el gobierno gastará 1.400 millones de euros (aproximadamente US$2.000 millones) para adquirir una planta térmica con capacidad de generación de 1.000 MW, como parte de la solución a la crisis eléctrica por la cual atraviesa el país. La planta térmica de Cabello vale cuatro veces más que la de Sanz. Seguramente la de Cabello es cuatro veces más costosa porque con ella hay que repartir comisiones por doquier.
En fin. Así es el circo de Hugo Chávez. Hasta los temas más serios y urgentes se convierten en un chiste, sin que importe el costo sobre la calidad de vida de los venezolanos.