Gracias a un aumento reciente en las lluvias, la represa de Guri no ha descendido mayormente en los últimos días. Pero la crisis eléctrica está lejos de resolverse.
Bastó con que empezara el invierno para que el ministro de Electricidad Alí Rodríguez Araque hiciera uno de los mejores chistes de la semana al declarar que el Ejecutivo Nacional “está en capacidad de afirmar que en el país no hubo, no hay y no habrá colapso eléctrico.” Venezuela lleva meses con un fuerte racionamiento que ha trastornado la vida diaria de las personas y que ha afectado seriamente la actividad productiva. El racionamiento permanece sin modificaciones a pesar de las lluvias, sólo que ahora debido a ellas se han multiplicado los apagones no programados por fallas en los sistemas de transmisión y distribución de electricidad.
Este ministro es uno de los principales causantes, junto con su jefe Hugo Chávez y con el ministro de Energía Rafael Ramírez, de los cuantiosos daños y perjuicios que ha ocasionado la crisis eléctrica en Venezuela. Sería interesante que dijera públicamente cuál es su concepto de colapso eléctrico. Aparentemente para él y para Chávez, habría colapso sólo si la situación se pone tan crítica que se extendería el racionamiento al palacio presidencial de Miraflores y a la casa del ministro.
Cuando Alí Rodríguez era ministro de Finanzas dijo otro gran chiste: que la economía venezolana estaba blindada de la crisis económica mundial. Días después de esta payasada, empezó en Venezuela una profunda recesión, la cual, gracias a su “gestión” antes de su traslado al ministerio de Electricidad, desembocó en que Venezuela se constituyera en el país con la mayor inflación de América Latina, y con la mayor caída del PIB. Un gran “logro” el del ministro, porque mientras se ahondaba la crisis económica de Venezuela, se recuperaba el precio del petróleo y se reactivaban las economía emergentes, incluídas las de los países vecinos.
De hecho, Rodríguez fue uno de los artífices de la devaluación del bolívar “fuerte” en enero, con la cual supuestamente se eliminaría el diferencial entre el dólar paralelo y el oficial y se aliviaría el racionamiento de divisas. Sobra decir que tres meses después de esa devaluación el valor del dólar paralelo está por las nubes y que la situación de escasez de divisas es peor que nunca.
Como sea, el hecho cierto es que Rodríguez está ahora a cargo, ya no de racionar divisas, sino de racionar el fluido eléctrico. Desde que fue nombrado en la nueva cartera ministerial ha declarado en repetidas ocasiones que no hay colapso eléctrico y que el racionamiento está en vías de terminarse.
Pero, ¿por qué será que nadie le cree al ministro payaso? Pasan los días y los meses y la capacidad de generación termoeléctrica no aumenta. Cuando se arregla tal o cual unidad que estaba fuera de servicio, se para otra que ya no da más. De manera que todo sigue dependiendo de la generación hidroeléctrica de Guri. Si llueve bastante, tal como ha sucedido en abril, el Guri, dejará de descender o descenderá más lentamente. Pero no será posible permitirle recuperar un razonable nivel, lo que es fundamental que suceda en épocas de lluvias para enfrentar sin traumatismos el siguiente verano.
El ministro payaso no le ha contado a la gente que por ahora la dependencia en una muy vulnerable Guri se mantiene inalterada y que sólo a partir de 2012 habrá incrementos sustanciales en la generación termoeléctrica que permitirán eventualmente resolver la crisis. Pero nadie sabe qué pasará de aquí a dentro de dos años, especialmente en las épocas de escasez de lluvias.
En resumen, la situación eléctrica de Venezuela es esta: Con el racionamiento actual, que es aproximadamente de un 20%, y si se mantienen las lluvias que ya empezaron, el nivel de Guri no descenderá mayormente, pero tampoco se recuperará. No habrá aumentos significativos en la generación termoeléctrica, por lo menos hasta dentro de dos años.
La confiabilidad de las unidades térmicas sigue siendo baja. Existe igualmente incertidumbre sobre el estado operativo de las turbinas de Guri. Y no hay la menor duda de las pésimas condiciones en las que se encuentran los sistemas de transmisión y distribución de electricidad.
En otras palabras, por más que llueva, no se ve el final del actual racionamiento. Guri tendrá que seguir produciendo al máximo de su capacidad con las turbinas disponibles. Aún bajo el supuesto de que no habrá problemas con esas turbinas, y de que se repararán algunas de las unidades térmicas actualmente fuera de servicio, habrá todavía un déficit de generación y por lo tanto, un racionamiento.
Si debido a las lluvias y a la proximidad de las elecciones de Asamblea el gobierno decide atenuar el racionamiento, el resultado final será que el sistema eléctrico llegará al verano de comienzos de 2011 en una situación de extrema vulnerabilidad. O sea que la disyuntiva que enfrentará el gobierno será entre disminuir el racionamiento actual y no permitir la recuperación del embalse de Guri y las labores de mantenimiento de sus turbinas y de las unidades térmicas, o mantener el racionamiento actual y llegar a ese verano con un mínimo margen de maniobra que evite durante el próximo año la necesidad de imponer un racionamiento superior al actual.
Este ministro es uno de los principales causantes, junto con su jefe Hugo Chávez y con el ministro de Energía Rafael Ramírez, de los cuantiosos daños y perjuicios que ha ocasionado la crisis eléctrica en Venezuela. Sería interesante que dijera públicamente cuál es su concepto de colapso eléctrico. Aparentemente para él y para Chávez, habría colapso sólo si la situación se pone tan crítica que se extendería el racionamiento al palacio presidencial de Miraflores y a la casa del ministro.
Cuando Alí Rodríguez era ministro de Finanzas dijo otro gran chiste: que la economía venezolana estaba blindada de la crisis económica mundial. Días después de esta payasada, empezó en Venezuela una profunda recesión, la cual, gracias a su “gestión” antes de su traslado al ministerio de Electricidad, desembocó en que Venezuela se constituyera en el país con la mayor inflación de América Latina, y con la mayor caída del PIB. Un gran “logro” el del ministro, porque mientras se ahondaba la crisis económica de Venezuela, se recuperaba el precio del petróleo y se reactivaban las economía emergentes, incluídas las de los países vecinos.
De hecho, Rodríguez fue uno de los artífices de la devaluación del bolívar “fuerte” en enero, con la cual supuestamente se eliminaría el diferencial entre el dólar paralelo y el oficial y se aliviaría el racionamiento de divisas. Sobra decir que tres meses después de esa devaluación el valor del dólar paralelo está por las nubes y que la situación de escasez de divisas es peor que nunca.
Como sea, el hecho cierto es que Rodríguez está ahora a cargo, ya no de racionar divisas, sino de racionar el fluido eléctrico. Desde que fue nombrado en la nueva cartera ministerial ha declarado en repetidas ocasiones que no hay colapso eléctrico y que el racionamiento está en vías de terminarse.
Pero, ¿por qué será que nadie le cree al ministro payaso? Pasan los días y los meses y la capacidad de generación termoeléctrica no aumenta. Cuando se arregla tal o cual unidad que estaba fuera de servicio, se para otra que ya no da más. De manera que todo sigue dependiendo de la generación hidroeléctrica de Guri. Si llueve bastante, tal como ha sucedido en abril, el Guri, dejará de descender o descenderá más lentamente. Pero no será posible permitirle recuperar un razonable nivel, lo que es fundamental que suceda en épocas de lluvias para enfrentar sin traumatismos el siguiente verano.
El ministro payaso no le ha contado a la gente que por ahora la dependencia en una muy vulnerable Guri se mantiene inalterada y que sólo a partir de 2012 habrá incrementos sustanciales en la generación termoeléctrica que permitirán eventualmente resolver la crisis. Pero nadie sabe qué pasará de aquí a dentro de dos años, especialmente en las épocas de escasez de lluvias.
En resumen, la situación eléctrica de Venezuela es esta: Con el racionamiento actual, que es aproximadamente de un 20%, y si se mantienen las lluvias que ya empezaron, el nivel de Guri no descenderá mayormente, pero tampoco se recuperará. No habrá aumentos significativos en la generación termoeléctrica, por lo menos hasta dentro de dos años.
La confiabilidad de las unidades térmicas sigue siendo baja. Existe igualmente incertidumbre sobre el estado operativo de las turbinas de Guri. Y no hay la menor duda de las pésimas condiciones en las que se encuentran los sistemas de transmisión y distribución de electricidad.
En otras palabras, por más que llueva, no se ve el final del actual racionamiento. Guri tendrá que seguir produciendo al máximo de su capacidad con las turbinas disponibles. Aún bajo el supuesto de que no habrá problemas con esas turbinas, y de que se repararán algunas de las unidades térmicas actualmente fuera de servicio, habrá todavía un déficit de generación y por lo tanto, un racionamiento.
Si debido a las lluvias y a la proximidad de las elecciones de Asamblea el gobierno decide atenuar el racionamiento, el resultado final será que el sistema eléctrico llegará al verano de comienzos de 2011 en una situación de extrema vulnerabilidad. O sea que la disyuntiva que enfrentará el gobierno será entre disminuir el racionamiento actual y no permitir la recuperación del embalse de Guri y las labores de mantenimiento de sus turbinas y de las unidades térmicas, o mantener el racionamiento actual y llegar a ese verano con un mínimo margen de maniobra que evite durante el próximo año la necesidad de imponer un racionamiento superior al actual.