Los seguidores del Partido Verde se siguen creyendo superiores a los demás mortales, aún después de la primera vuelta. Hommes ingresó a ese club.
Para Hommes, en su columna del diario El Tiempo de junio 4 de 2010, Juan Manuel Santos es el candidato de la maquinaria, del Presidente, y de esa palabreja que estuvo de moda en los años 70, del “establecimiento”. Hasta donde se tiene entendido, Hommes es uno de los más típicos representantes del “establecimiento” colombiano, y sin embargo no esconde sus preferencias por Antanas Mockus.
De hecho, la votación por Santos en la primera vuelta de la elección presidencial de Colombia fue mayor entre las clases populares que entre las clases media alta y alta. En la misma edición del diario El Tiempo donde aparece la columna de Hommes, se muestran los resultados por zonas de la ciudad de Bogotá. Mientras que en las zonas del norte de Chapinero y Usaquén (clases medias altas y altas) Santos y Mockus prácticamente empataron, en las zonas muy populares de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal, Santos triplicó y hasta cuadriplicó a Mockus.
Y así sucedió en otros centros urbanos del país. Aunque le duela a personajes verdes como Hommes, el apoyo a Santos es indiscutible entre las clases más populares del país. Contra lo que afirman los sabelotodo, Santos demostró, en esta su primera elección, que su candidatura tiene un importante arraigo popular.
Hommes subestima en su columna la fuerza electoral que Santos ya demostró poseer. Pero no sólo eso. Al igual que Mockus, Enrique Peñalosa y otro verdes, cae en un ramplón maniqueísmo. Según su columna, los verdes son los buenos del paseo y la gran mayoría de colombianos que votaron por Santos ni siquiera son seres pensantes. La maquinaria, el Presidente y el “establecimiento” piensa por ellos y vota por ellos.
Luego Hommes cae en otro lugar común y del cual se ha abusado hasta la saciedad en la política colombiana. Invoca a Luis Carlos Galán. “Los colombianos que se agruparon alrededor de Galán y vieron morir con él la posibilidad de hacer una transición democrática hacía un país mejor, y los que ahora han puesto sus esperanzas en la ola verde para alcanzar ese mismo objetivo, no pueden dejarse anonadar.”
La verdad es que la carrera política de Galán quedó truncada por su infortunado asesinato. Tenía una carrera política promisoria. Antes de su muerte había transado, para llegar a la Presidencia, con la clase política del por ese entonces dominante Partido Liberal. Nunca se sabrá cómo le hubiera ido de Presidente.
Desde su muerte, a Galán lo invocan toda clase de personajes que se abrogan las banderas del mártir, que hablan como si ellos fueran sus descendientes directos. Dan a entender que Galán, desde las alturas, mira complacido cómo ellos sí lo interpretan a cabalidad y mantienen vivos sus ideales políticos. Hommes deja el mensaje implícito de que Galán hubiera apoyado al Partido Verde en la actual contienda electoral.
Que facilismo en el que cae Hommes. Lástima que no se le pueda preguntar a Galán sobre a quién hubiera preferido entre Santos y Mockus. Pero bueno, ser el vocero de un muerto tiene sus ventajas. Las interpretaciones del vocero, no las puede cuestionar el muerto.
De hecho, la votación por Santos en la primera vuelta de la elección presidencial de Colombia fue mayor entre las clases populares que entre las clases media alta y alta. En la misma edición del diario El Tiempo donde aparece la columna de Hommes, se muestran los resultados por zonas de la ciudad de Bogotá. Mientras que en las zonas del norte de Chapinero y Usaquén (clases medias altas y altas) Santos y Mockus prácticamente empataron, en las zonas muy populares de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal, Santos triplicó y hasta cuadriplicó a Mockus.
Y así sucedió en otros centros urbanos del país. Aunque le duela a personajes verdes como Hommes, el apoyo a Santos es indiscutible entre las clases más populares del país. Contra lo que afirman los sabelotodo, Santos demostró, en esta su primera elección, que su candidatura tiene un importante arraigo popular.
Hommes subestima en su columna la fuerza electoral que Santos ya demostró poseer. Pero no sólo eso. Al igual que Mockus, Enrique Peñalosa y otro verdes, cae en un ramplón maniqueísmo. Según su columna, los verdes son los buenos del paseo y la gran mayoría de colombianos que votaron por Santos ni siquiera son seres pensantes. La maquinaria, el Presidente y el “establecimiento” piensa por ellos y vota por ellos.
Luego Hommes cae en otro lugar común y del cual se ha abusado hasta la saciedad en la política colombiana. Invoca a Luis Carlos Galán. “Los colombianos que se agruparon alrededor de Galán y vieron morir con él la posibilidad de hacer una transición democrática hacía un país mejor, y los que ahora han puesto sus esperanzas en la ola verde para alcanzar ese mismo objetivo, no pueden dejarse anonadar.”
La verdad es que la carrera política de Galán quedó truncada por su infortunado asesinato. Tenía una carrera política promisoria. Antes de su muerte había transado, para llegar a la Presidencia, con la clase política del por ese entonces dominante Partido Liberal. Nunca se sabrá cómo le hubiera ido de Presidente.
Desde su muerte, a Galán lo invocan toda clase de personajes que se abrogan las banderas del mártir, que hablan como si ellos fueran sus descendientes directos. Dan a entender que Galán, desde las alturas, mira complacido cómo ellos sí lo interpretan a cabalidad y mantienen vivos sus ideales políticos. Hommes deja el mensaje implícito de que Galán hubiera apoyado al Partido Verde en la actual contienda electoral.
Que facilismo en el que cae Hommes. Lástima que no se le pueda preguntar a Galán sobre a quién hubiera preferido entre Santos y Mockus. Pero bueno, ser el vocero de un muerto tiene sus ventajas. Las interpretaciones del vocero, no las puede cuestionar el muerto.