El precio de la acción de Ecopetrol ha caído 20% en los últimos tres meses y 40% en los últimos doce meses. ¿Tocó fondo?
La primera pregunta que surge es acerca de las causas de este descenso. Una de ellas tiene que ver con el pesimismo que ronda en los mercados internacionales en relación con la evolución futura del precio internacional del crudo.
Los precios de los demás productos básicos han descendido cerca de un 50%, mientras que en el caso del petróleo el descenso ha sido mucho mas moderado. Sin embargo, los analistas pronostican que la tendencia será irremediablemente a la baja en los próximos meses debido a los aumentos de la producción en Estados Unidos (por lo menos un millón de barriles diarios de adición cada año), al retorno de las exportaciones de Libia interrumpidas por problemas de orden público en 2013, y a la eventual normalización de las exportaciones de Irán afectadas por las sanciones impuestas por Naciones Unidas. A lo anterior se agrega las buenas perspectivas de incremento de la producción de crudo en países como Canadá, Azerbaiyán y Australia.
Ahora bien, en el caso de las perspectivas petroleras de Colombia, actualmente no lucen del todo halagüeñas. Si bien la producción alcanzó en 2013 el pico de un millón de barriles diarios, lo cierto es que las actividades sísmicas y exploratorias se han estancado, y no se han encontrado significativos hallazgos en los dos últimos años. Las reglas de juego tributarias que aplica el gobierno colombiano no son competitivas frente a las de otros países en condiciones similares de riesgo. Las licencias ambientales y los permisos son ahora mas difíciles de obtener que en el pasado. Colombia actúa como si fuera “la linda del paseo” en esta área cuando ha dejado de serlo desde hace por lo menos tres años.
El gobierno de Juan Manuel Santos está “sentado en las petacas” en materia de política petrolera. Se ha dado el costoso lujo, incluso, de nombrar un ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, que se caracteriza por su falta de entusiasmo con la inversión extranjera. La Agencia Nacional de Hidrocarburos está a la deriva sin dirección alguna en su manejo. No hay visión sobre lo que se requiere para que Colombia retome el impulso que no hace mucho tuvo en este estratégico sector. Y prevalece la incertidumbre sobre cómo las negociaciones con las Farc en La Habana alterarían distintos aspectos de la política petrolera
A este panorama se agregan, en el caso específico de Ecopetrol, sobrecostos en algunos proyectos como en el caso de la Refinería de Cartagena y la falta de resultados concretos en sus inversiones de exploración. Igualmente, no es del todo claro si un gobierno lleno de ambigüedades como el de Juan Manuel Santos sea capaz de controlar las presiones políticas que buscan reducir el precio de los combustibles en Colombia modificando la fórmula que actualmente se utiliza para su determinación.
Así las cosas, no hay razones de peso para pensar que el precio de la acción de Ecopetrol se recuperará en el cercano futuro. Solamente la noticia de un gran hallazgo cambiaría dicha percepción negativa. En el entretanto, hay inversiones mas lucrativas y menos riesgosas.
Los precios de los demás productos básicos han descendido cerca de un 50%, mientras que en el caso del petróleo el descenso ha sido mucho mas moderado. Sin embargo, los analistas pronostican que la tendencia será irremediablemente a la baja en los próximos meses debido a los aumentos de la producción en Estados Unidos (por lo menos un millón de barriles diarios de adición cada año), al retorno de las exportaciones de Libia interrumpidas por problemas de orden público en 2013, y a la eventual normalización de las exportaciones de Irán afectadas por las sanciones impuestas por Naciones Unidas. A lo anterior se agrega las buenas perspectivas de incremento de la producción de crudo en países como Canadá, Azerbaiyán y Australia.
Ahora bien, en el caso de las perspectivas petroleras de Colombia, actualmente no lucen del todo halagüeñas. Si bien la producción alcanzó en 2013 el pico de un millón de barriles diarios, lo cierto es que las actividades sísmicas y exploratorias se han estancado, y no se han encontrado significativos hallazgos en los dos últimos años. Las reglas de juego tributarias que aplica el gobierno colombiano no son competitivas frente a las de otros países en condiciones similares de riesgo. Las licencias ambientales y los permisos son ahora mas difíciles de obtener que en el pasado. Colombia actúa como si fuera “la linda del paseo” en esta área cuando ha dejado de serlo desde hace por lo menos tres años.
El gobierno de Juan Manuel Santos está “sentado en las petacas” en materia de política petrolera. Se ha dado el costoso lujo, incluso, de nombrar un ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, que se caracteriza por su falta de entusiasmo con la inversión extranjera. La Agencia Nacional de Hidrocarburos está a la deriva sin dirección alguna en su manejo. No hay visión sobre lo que se requiere para que Colombia retome el impulso que no hace mucho tuvo en este estratégico sector. Y prevalece la incertidumbre sobre cómo las negociaciones con las Farc en La Habana alterarían distintos aspectos de la política petrolera
A este panorama se agregan, en el caso específico de Ecopetrol, sobrecostos en algunos proyectos como en el caso de la Refinería de Cartagena y la falta de resultados concretos en sus inversiones de exploración. Igualmente, no es del todo claro si un gobierno lleno de ambigüedades como el de Juan Manuel Santos sea capaz de controlar las presiones políticas que buscan reducir el precio de los combustibles en Colombia modificando la fórmula que actualmente se utiliza para su determinación.
Así las cosas, no hay razones de peso para pensar que el precio de la acción de Ecopetrol se recuperará en el cercano futuro. Solamente la noticia de un gran hallazgo cambiaría dicha percepción negativa. En el entretanto, hay inversiones mas lucrativas y menos riesgosas.