Celebra con júbilo un supuesto mea culpa de las Farc ante el país. Desde que se iniciaron los diálogos de La Habana este periódico se la pasa dorando la píldora.
El titular en cuestión del 26 de enero de 2013 es “Pradera, el primer mea culpa de las Farc ante el país”. Como se sabe, el ataque con un moto bomba en Pradera, departamento del Valle, ocasionó la muerte de un cargador de mercados, heridas a docenas de habitantes, y daños materiales de consideración. Pues bien, el tal mea culpa de los asesinos de las Farc es haber expresado que la intención con estos salvajes atentados terroristas es no perjudicar a “civiles”.
Que bueno saberlo. De ahora en adelante van a calcular mejor sus ataques terroristas. ¿Qué implica eso? Aparentemente que tratarán de asesinar solo a policías, militares y gente vinculada con la Fuerza Pública. Para el diario El Tiempo esos son colombianos de segunda categoría. Qué celebración tan macabra la de este periódico, tan macabra como el comunicado de las Farc.
En cualquier país del mundo que se respete, el asesinato de policías y de militares es de lo mas grave. Acá resulta que los asesinos privilegiados de la Farc tienen licencia para matar a todo el que se le atraviese en el camino menos a los que denominan “civiles”. Ellos mismos se auto impusieron esta regla y El Tiempo celebra como si fuera un gran avance.
Los miembros de la fuerza pública asesinados por las Farc tienen familia compuesta de “civiles”, los menores que recluta las Farc son “civiles”, las mujeres de las que abusa las Farc son “civiles”, los damnificados del narcotráfico de las Farc son “civiles”, los perjudicados con la destrucción de la infraestructura que hace las Farc son “civiles”, las víctimas de las extorsiones y robos de las Farc son "civiles", los campesinos que pisan las minas quiebra piernas puestas por las Farc son “civiles”, y así el cuento es de nunca acabar.
Un grupo de asesinos se da el lujo de anunciar que está en su derecho acabar con la vida de todos aquellos a los que no considera “civiles”. Con el mayor cinismo dicen que a estos últimos “intentará” no hacerles daño. Y el diario El Tiempo salta de la emoción con semejante anuncio. Parecido a cuando no hace mucho Juan Manuel Santos dijo que lo único que acabaría con su proceso de paz es el asesinato de alguien “importante”. Si claro. Se trató de un triste reconocimiento de que en Colombia la vida de quienes no son considerados “importantes” vale un rábano.
Cualquier asesinato es un asesinato y el castigo debe ser el máximo. No importa quién lo haga y quién sea la víctima. No importa la motivación política del victimario. Acabar con la vida de cualquier persona es el peor de los crímenes. Pero eso como que siempre ha pasado desapercibido en ciertas "altas esferas" de Bogotá.
Que bueno saberlo. De ahora en adelante van a calcular mejor sus ataques terroristas. ¿Qué implica eso? Aparentemente que tratarán de asesinar solo a policías, militares y gente vinculada con la Fuerza Pública. Para el diario El Tiempo esos son colombianos de segunda categoría. Qué celebración tan macabra la de este periódico, tan macabra como el comunicado de las Farc.
En cualquier país del mundo que se respete, el asesinato de policías y de militares es de lo mas grave. Acá resulta que los asesinos privilegiados de la Farc tienen licencia para matar a todo el que se le atraviese en el camino menos a los que denominan “civiles”. Ellos mismos se auto impusieron esta regla y El Tiempo celebra como si fuera un gran avance.
Los miembros de la fuerza pública asesinados por las Farc tienen familia compuesta de “civiles”, los menores que recluta las Farc son “civiles”, las mujeres de las que abusa las Farc son “civiles”, los damnificados del narcotráfico de las Farc son “civiles”, los perjudicados con la destrucción de la infraestructura que hace las Farc son “civiles”, las víctimas de las extorsiones y robos de las Farc son "civiles", los campesinos que pisan las minas quiebra piernas puestas por las Farc son “civiles”, y así el cuento es de nunca acabar.
Un grupo de asesinos se da el lujo de anunciar que está en su derecho acabar con la vida de todos aquellos a los que no considera “civiles”. Con el mayor cinismo dicen que a estos últimos “intentará” no hacerles daño. Y el diario El Tiempo salta de la emoción con semejante anuncio. Parecido a cuando no hace mucho Juan Manuel Santos dijo que lo único que acabaría con su proceso de paz es el asesinato de alguien “importante”. Si claro. Se trató de un triste reconocimiento de que en Colombia la vida de quienes no son considerados “importantes” vale un rábano.
Cualquier asesinato es un asesinato y el castigo debe ser el máximo. No importa quién lo haga y quién sea la víctima. No importa la motivación política del victimario. Acabar con la vida de cualquier persona es el peor de los crímenes. Pero eso como que siempre ha pasado desapercibido en ciertas "altas esferas" de Bogotá.