El futuro del sistema energético mundial se ha modificado después del colapso de la central de Fukushima.
¿Qué tan importante es la energía nuclear en el planeta? Existen 442 reactores nucleares, de los cuales 65 están en construcción. Ellos generan 372 GW, o sea cerca de 13,8% de la electricidad mundial.
Es alta la dependencia de algunos países en la energía nuclear. En el caso de Francia 75%, Bélgica 52%, Ucrania 47%, Corea 35%, Japón 29%, Estados Unidos 20%, y el Reino Unidos 18%. En el caso de China solamente 2% y en América Latina cero.
Hasta ahora la energía nuclear ha sido una parte importante de las alternativas en económicamente más avanzados. Y se le ha contemplado como una fuente potencial importante para países como China e India cuya demanda energética podría llegar a ser explosiva en las próximas décadas.
Ahora bien, Fukushima ha proporcionado un golpe duro a la confianza que se le tenía a la energía nuclear. No importa que la radiación peligrosa, al final de cuentas, no se extienda más allá de unos pocos kilómetros de la central. Tampoco importa mucho que se trate de una central vieja, con una tecnología obsoleta. Tampoco importa que el daño haya sido producido por un feroz tsunami, lo que es un fenómeno inusual en casi todo el resto del planeta.
El hecho cierto es que por ahora se están cerrando plantas nucleares viejas y se posponiendo planes de construcción de nuevas. En Japón solamente se cerraron 11 reactores que generan 10 GW de electricidad, lo que obligará al país a importar otros combustibles. Se calcula que este país necesitará unos 200.000 barriles diarios de fuel oil y crudo liviano adicionales.
Luego de la experiencia de Fukushima es previsible que las autoridades japonesas no reabran otros reactores nucleares por algún tiempo. Por otro lado, Alemania cerrará 7 reactores construidos antes de 1980, lo que afectaría su oferta energética en más de 6 GW y la obligaría a incrementar sus importaciones de gas natural y carbón térmico.
Aparte de Alemania, que además de clausurar reactores viejos declaró una moratoria en la renovación de otros 17 reactores, Suiza y Taiwán están revisando su política de desarrollo de energía nuclear, y China suspendió temporalmente la construcción de 25 reactores.
Es posible que un tiempo después de ocurrida la tragedia de Fukishima, la energía nuclear vuelva a convertirse en solución y alternativa. Pero en el entretanto, saldrán de funcionamiento algunos reactores, y la construcción de otros se postergarán o se suspenderán del todo. A corto plazo, entonces, el vacío tendrá que ser llenado básicamente por centrales térmicas. Ello implica una mayor demanda global de carbón, gas natural y fuel oil.
A más largo plazo, el apetito por fuentes de energía es tan grande que de seguro el miedo de accidentes, cada vez más improbables con el avance tecnológico, cederá el paso a consideraciones de costos y conveniencia. Y, sin lugar a dudas, volverá la energía nuclear a recobrar un destacado lugar como una de las alternativas energéticas viables a disposición de la humanidad.
Es alta la dependencia de algunos países en la energía nuclear. En el caso de Francia 75%, Bélgica 52%, Ucrania 47%, Corea 35%, Japón 29%, Estados Unidos 20%, y el Reino Unidos 18%. En el caso de China solamente 2% y en América Latina cero.
Hasta ahora la energía nuclear ha sido una parte importante de las alternativas en económicamente más avanzados. Y se le ha contemplado como una fuente potencial importante para países como China e India cuya demanda energética podría llegar a ser explosiva en las próximas décadas.
Ahora bien, Fukushima ha proporcionado un golpe duro a la confianza que se le tenía a la energía nuclear. No importa que la radiación peligrosa, al final de cuentas, no se extienda más allá de unos pocos kilómetros de la central. Tampoco importa mucho que se trate de una central vieja, con una tecnología obsoleta. Tampoco importa que el daño haya sido producido por un feroz tsunami, lo que es un fenómeno inusual en casi todo el resto del planeta.
El hecho cierto es que por ahora se están cerrando plantas nucleares viejas y se posponiendo planes de construcción de nuevas. En Japón solamente se cerraron 11 reactores que generan 10 GW de electricidad, lo que obligará al país a importar otros combustibles. Se calcula que este país necesitará unos 200.000 barriles diarios de fuel oil y crudo liviano adicionales.
Luego de la experiencia de Fukushima es previsible que las autoridades japonesas no reabran otros reactores nucleares por algún tiempo. Por otro lado, Alemania cerrará 7 reactores construidos antes de 1980, lo que afectaría su oferta energética en más de 6 GW y la obligaría a incrementar sus importaciones de gas natural y carbón térmico.
Aparte de Alemania, que además de clausurar reactores viejos declaró una moratoria en la renovación de otros 17 reactores, Suiza y Taiwán están revisando su política de desarrollo de energía nuclear, y China suspendió temporalmente la construcción de 25 reactores.
Es posible que un tiempo después de ocurrida la tragedia de Fukishima, la energía nuclear vuelva a convertirse en solución y alternativa. Pero en el entretanto, saldrán de funcionamiento algunos reactores, y la construcción de otros se postergarán o se suspenderán del todo. A corto plazo, entonces, el vacío tendrá que ser llenado básicamente por centrales térmicas. Ello implica una mayor demanda global de carbón, gas natural y fuel oil.
A más largo plazo, el apetito por fuentes de energía es tan grande que de seguro el miedo de accidentes, cada vez más improbables con el avance tecnológico, cederá el paso a consideraciones de costos y conveniencia. Y, sin lugar a dudas, volverá la energía nuclear a recobrar un destacado lugar como una de las alternativas energéticas viables a disposición de la humanidad.