Las modelos María Luisa Flórez, Viña Machado, Mónica Fonseca, Claudia Lozano, María Fernanda Yepes, Natalia París, Norma Nivia, Lina Marulanda y Susana Torres, que supuestamente recibieron dinero de Body Channel por la prestación de servicios, no cometieron ningún delito. En el momento de su relación comercial con Body Channel, esta empresa no era ilegal. Ellas estaban en todo su derecho de prestarle a ese canal sus servicios profesionales.
¿Y si los recursos del canal fueran los mismos de DMG, o sea de los tarjetabientes? La conclusión de que se trata de lavado de activos no es para nada evidente. Y lo mínimo que puede hacer una revista como Cambio es poner en duda cómo llega la Fiscalía a atar unos cabos que no parecen estar relacionados entre sí.
En el caso de las modelos y de otras personas que no tuvieron sino una relación comercial con DMG y sus empresas filiales, los medios también la han embarrado. ¿Qué clase de delito es que una modelo haya recibido un dinero por servir de presentadora en un programa de Body Channel? La respuesta se cae de su propio peso. Ninguno. Pero hay que ver la sevicia con la cual la revista Cambio y otros medios como la doble W han tratado el tema, afectando el buen nombre de estas modelos.
A los reporteros y directores de medios hay que recordarles lo que sucede con las empresas que el gobierno de Estados Unidos coloca en la llamada “lista Clinton” (empresas que están o han estado vinculadas directa o indirectamente al negocio del narcotráfico). El gobierno de ese país lo hace para notificarle al mundo que de ahí en adelante quienes tengan relaciones comerciales con esas empresas se cuiden de hacerlo. Pero eso es a partir de la inclusión de las empresas en la “lista Clinton.” Ese gobierno no entra a condenar a quienes tuvieron simples relaciones comerciales con ellas previamente a la publicación de la lista. En lo que respecta a DMG y sus empresas filiales ocurre algo similar. Con la diferencia de que las empresas de la “lista Clinton” están ahí porque sus dueños ya fueron juzgados y declarados culpables. En cambio, los dueños de DMG ni siquiera han sido juzgados y vencidos en juicio.