Le está solicitando donaciones a sus lectores de Internet en un intento por obtener ingresos de sus operaciones en línea.
En 2008, la circulación impresa del Miami Herald en días de semana cayó un 25% a 163.000 ejemplares y la dominical disminuyó 14% a 238.000 ejemplares. Esta tendencia negativa no se ha revertido en 2009. En contraste, la empresa dice que 5 millones de lectores visitan su página virtual cada mes.
Un enlace al final de sus artículos en línea dirige a los lectores a otra página que acepta datos de tarjetas de crédito, les agradece por hacer del espacio “el destino noticioso en línea más leído en el sur de la Florida” y les pide su apoyo al contenido. Más adelante el mensaje continúa: “Si usted valora los reportes locales e investigaciones del Miami Herald, pero prefiere la conveniencia de Internet, por favor evalúe hacer un pago voluntario por las noticias en línea que le interesan”.
Lo cierto es que la menor circulación del periódico impreso y la dura situación económica actual ha afectado sus ingresos tanto por suscripciones como por publicidad. Simultáneamente el Internet no ha generado los suficientes ingresos como para compensar el descenso de lo recaudado con los impresos. Es más, se podría argumentar que el contenido en línea le ha quitado audiencia e ingresos al periódico impreso.
En realidad, la mayoría de los periódicos, con la excepción del Wall Street Journal, abandonaron hace tiempos la exigencia de pagos para leer sus artículos en Internet, por lo que dependen casi exclusivamente de la publicidad. Pero los avisos en línea promedian una décima parte de lo que se cobra en las ediciones de prensa. Y como si fuera poco, esos avisos en Internet están sometidos a criterios de medición de lectores mucho más exigentes que los avisos de los medios impresos.
Como sea, el Miami Herald es el primer periódico que ha comenzado a implementar el concepto de las donaciones. Los expertos son escépticos sobre los resultados. Uno de los problemas es que las donaciones se aplican ante todo a publicaciones que defienden o promueven “causas”, como lo serían las de carácter político o religioso, por ejemplo. Que se sepa, el Miami Herald no defiende ninguna causa en particular, por lo que será difícil que su iniciativa despierte el suficiente entusiasmo como para traducirse en ingresos de alguna significación.
Un enlace al final de sus artículos en línea dirige a los lectores a otra página que acepta datos de tarjetas de crédito, les agradece por hacer del espacio “el destino noticioso en línea más leído en el sur de la Florida” y les pide su apoyo al contenido. Más adelante el mensaje continúa: “Si usted valora los reportes locales e investigaciones del Miami Herald, pero prefiere la conveniencia de Internet, por favor evalúe hacer un pago voluntario por las noticias en línea que le interesan”.
Lo cierto es que la menor circulación del periódico impreso y la dura situación económica actual ha afectado sus ingresos tanto por suscripciones como por publicidad. Simultáneamente el Internet no ha generado los suficientes ingresos como para compensar el descenso de lo recaudado con los impresos. Es más, se podría argumentar que el contenido en línea le ha quitado audiencia e ingresos al periódico impreso.
En realidad, la mayoría de los periódicos, con la excepción del Wall Street Journal, abandonaron hace tiempos la exigencia de pagos para leer sus artículos en Internet, por lo que dependen casi exclusivamente de la publicidad. Pero los avisos en línea promedian una décima parte de lo que se cobra en las ediciones de prensa. Y como si fuera poco, esos avisos en Internet están sometidos a criterios de medición de lectores mucho más exigentes que los avisos de los medios impresos.
Como sea, el Miami Herald es el primer periódico que ha comenzado a implementar el concepto de las donaciones. Los expertos son escépticos sobre los resultados. Uno de los problemas es que las donaciones se aplican ante todo a publicaciones que defienden o promueven “causas”, como lo serían las de carácter político o religioso, por ejemplo. Que se sepa, el Miami Herald no defiende ninguna causa en particular, por lo que será difícil que su iniciativa despierte el suficiente entusiasmo como para traducirse en ingresos de alguna significación.