El aumento del PIB de 3,2% en el primer trimestre de 2010 no entusiasmó a la mayoría de los analistas.
Estaban esperando más de 3,4%. En el último trimestre de 2009 el crecimiento del PIB fue 5,6%. Este rebote, después de la contracción que tuvo lugar durante la segunda mitad de 2008 y la primera mitad de 2009, se considera débil y no se traducirá en una reducción significativa del desempleo, que actualmente se sitúa en 9,7%. Para que el desempleo caiga más de 1 punto porcentual se necesitaría que la economía creciera a 5% durante un año.
Por ejemplo, después de la recesión de comienzos de los años ochenta, al poco tiempo de Ronald Reagan asumir la Presidencia, el PIB aumentó a tasas entre 7% y 9% anual durante cinco trimestres continuos y la tasa de desempleo cayó de 10,8% a 7,2% en 18 meses.
Sin embargo, las políticas de Reagan eran diametralmente opuestas a las del actual Presidente Barack Obama: reducción del tamaño del Estado, disminución de las tasas impositivas, desregulación y promoción de la actividad del sector privado. Obama, por el contrario, ha aumentado el tamaño del gobierno federal con programas como el de la reforma sanitaria, está en el proceso de subir impuestos y el déficit fiscal alcanzará este año 11% del PIB, su máximo desde la Segunda Guerra Mundial.
Después de este resultado, la mayoría de los analistas coinciden que si bien Estados Unidos ya no está técnicamente en una recesión, tampoco está en medio de dinámico proceso de recuperación. Pronostican un período de lento crecimiento, sin mayor impacto sobre el empleo.
Sin embargo, las políticas de Reagan eran diametralmente opuestas a las del actual Presidente Barack Obama: reducción del tamaño del Estado, disminución de las tasas impositivas, desregulación y promoción de la actividad del sector privado. Obama, por el contrario, ha aumentado el tamaño del gobierno federal con programas como el de la reforma sanitaria, está en el proceso de subir impuestos y el déficit fiscal alcanzará este año 11% del PIB, su máximo desde la Segunda Guerra Mundial.
Después de este resultado, la mayoría de los analistas coinciden que si bien Estados Unidos ya no está técnicamente en una recesión, tampoco está en medio de dinámico proceso de recuperación. Pronostican un período de lento crecimiento, sin mayor impacto sobre el empleo.