La reactivación del comercio minorista ha sido en buena medida con base en un aumento del crédito de consumo. La tendencia es preocupante.
Es cierto que se ha presentado una reactivación reciente de las ventas minoristas en Colombia. A noviembre de 2013 ellas se incrementaron 5,3% frente al mismo mes del año anterior. Año corrido a noviembre el crecimiento fue de 4%, mientras que año completo a noviembre fue de 3.9%.
Esta reactivación se ha dado en casi todos los sectores excepto en el caso de las ventas de vehículos automotores y motocicletas (–7,1% interanual a noviembre), al igual que en lubricantes para vehículos automotores (–8%) y productos farmacéuticos (–4,2%). Año corrido a noviembre los datos de estos tres sectores muestran estancamiento o disminuciones (1%, –5,5%, y –0,7%, respectivamente).
Ahora bien, si se analiza el tema con una perspectiva histórica de mas largo plazo se encuentra que el comercio al por menor tuvo después de la caída de 2009 (-2.8%) una importante reactivación en 2010 (+13,5%) y en 2011 (+10,4%). Posteriormente su dinamismo cayó en 2012 (+3%) y en algo se recuperó en 2013 (+4,2% estimativo preliminar).
Pero este desempeño positivo de los últimos años ha estado acompañado de un incremento anual del crédito de consumo consistentemente superior al aumento nominal del PIB. Es así como la cartera de consumo como proporción del PIB pasó de 8,2% en 2009, a 8,8% en 2010, a 9,7% en 2011, a 10,6% en 2012, y a 11,1% en 2013 (estimativo preliminar).
O sea que la mayor actividad comercial minorista de los últimos tiempos se ha apoyado en un creciente endeudamiento de los hogares. Esto es en parte resultado de ese sistema perverso de las tarjetas de crédito vigente en Colombia mediante el cual el tarjetahabiente puede comprar artículos de consumo de toda clase (incluidos alimentos) y pagar con su tarjeta con un vencimiento hasta de tres años.
En realidad, lo que sorprende es que el crecimiento en los dos últimos años del crédito de consumo no se haya manifestado en un mayor dinamismo de las ventas minoristas, lo que puede ser indicio de que los niveles de endeudamiento de los hogares ya han alcanzado un nivel de relativa saturación.
Esta reactivación se ha dado en casi todos los sectores excepto en el caso de las ventas de vehículos automotores y motocicletas (–7,1% interanual a noviembre), al igual que en lubricantes para vehículos automotores (–8%) y productos farmacéuticos (–4,2%). Año corrido a noviembre los datos de estos tres sectores muestran estancamiento o disminuciones (1%, –5,5%, y –0,7%, respectivamente).
Ahora bien, si se analiza el tema con una perspectiva histórica de mas largo plazo se encuentra que el comercio al por menor tuvo después de la caída de 2009 (-2.8%) una importante reactivación en 2010 (+13,5%) y en 2011 (+10,4%). Posteriormente su dinamismo cayó en 2012 (+3%) y en algo se recuperó en 2013 (+4,2% estimativo preliminar).
Pero este desempeño positivo de los últimos años ha estado acompañado de un incremento anual del crédito de consumo consistentemente superior al aumento nominal del PIB. Es así como la cartera de consumo como proporción del PIB pasó de 8,2% en 2009, a 8,8% en 2010, a 9,7% en 2011, a 10,6% en 2012, y a 11,1% en 2013 (estimativo preliminar).
O sea que la mayor actividad comercial minorista de los últimos tiempos se ha apoyado en un creciente endeudamiento de los hogares. Esto es en parte resultado de ese sistema perverso de las tarjetas de crédito vigente en Colombia mediante el cual el tarjetahabiente puede comprar artículos de consumo de toda clase (incluidos alimentos) y pagar con su tarjeta con un vencimiento hasta de tres años.
En realidad, lo que sorprende es que el crecimiento en los dos últimos años del crédito de consumo no se haya manifestado en un mayor dinamismo de las ventas minoristas, lo que puede ser indicio de que los niveles de endeudamiento de los hogares ya han alcanzado un nivel de relativa saturación.