Los dólares para viajeros, las tarjetas de crédito, las remesas familiares y los pagos a las aerolíneas pasarán a la llamada tasa Sicad que es de 11.30 bolívares por dólar.
Luego que Nicolás Maduro dijera hace unos días en su mensaje anual a la Asamblea que no iba a devaluar, que se iba a mantener invariable la tasa oficial de 6.30 bolívares por dólar, el vicepresidente para el área económica Rafael Ramírez anunció que la tasa Sicad se aplicará a estos renglones.
Todo lo que tiene que ver con el actual gobierno venezolano es farsa y mentira. La devaluación a cuenta gotas seguirá, sencillamente porque esa economía se quedó sin divisas. Las reservas internacionales líquidas son prácticamente inexistentes. No hay dólares oficiales para importar y menos aún para viajar. La cotización del dólar paralelo se acerca a los 80 bolívares por dólar. La hiperinflación supera el 50% anual. El déficit fiscal se calcula en 15% del PIB.
Con esta devaluación a cuenta gotas del dólar oficial, que pretende tapar el sol con las manos, no se corregirá ni en mínima parte el inmenso desequilibrio macroeconómico de ese agobiado país. Para sincerar esa economía se necesitaría de una gran devaluación, del desmonte del subsidio a la gasolina y de otras medidas de choque en el área fiscal y monetario.
Son unos cobardes quienes gobiernan a Venezuela. Son incapaces de tomar medidas correctivas duras. Por el contrario, como los avestruces que cuando acosados meten la cabeza en un hueco, estos gobernantes han dejado que los desequilibrios económicos se acrecienten año tras año.
Y así seguirán porque su burda y primitiva ideología les impide ver el bosque. Dentro de poco dirán que tales o cuales otras actividades recibirán unos dólares oficiales a tasas superiores a la oficial, al tiempo que continuará la inevitable escalada del dólar paralelo. La pesadilla kafkiana que hoy en día padecen los venezolanos que necesitan dólares será cuento de niños comparado con lo que se viene.
Todo lo que tiene que ver con el actual gobierno venezolano es farsa y mentira. La devaluación a cuenta gotas seguirá, sencillamente porque esa economía se quedó sin divisas. Las reservas internacionales líquidas son prácticamente inexistentes. No hay dólares oficiales para importar y menos aún para viajar. La cotización del dólar paralelo se acerca a los 80 bolívares por dólar. La hiperinflación supera el 50% anual. El déficit fiscal se calcula en 15% del PIB.
Con esta devaluación a cuenta gotas del dólar oficial, que pretende tapar el sol con las manos, no se corregirá ni en mínima parte el inmenso desequilibrio macroeconómico de ese agobiado país. Para sincerar esa economía se necesitaría de una gran devaluación, del desmonte del subsidio a la gasolina y de otras medidas de choque en el área fiscal y monetario.
Son unos cobardes quienes gobiernan a Venezuela. Son incapaces de tomar medidas correctivas duras. Por el contrario, como los avestruces que cuando acosados meten la cabeza en un hueco, estos gobernantes han dejado que los desequilibrios económicos se acrecienten año tras año.
Y así seguirán porque su burda y primitiva ideología les impide ver el bosque. Dentro de poco dirán que tales o cuales otras actividades recibirán unos dólares oficiales a tasas superiores a la oficial, al tiempo que continuará la inevitable escalada del dólar paralelo. La pesadilla kafkiana que hoy en día padecen los venezolanos que necesitan dólares será cuento de niños comparado con lo que se viene.