El gobierno de Costa Rica está acudiendo a las entidades multilaterales para asegurar niveles adecuados de financiamiento externo.
Por un lado, buscará una línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de unos US$750 millones para darle confianza a la comunidad financiera internacional sobre el futuro económico del país, en momentos en la crisis económica global está teniendo un impacto muy negativo sobre las exportaciones y la inversión extranjera, tal como ya lo reconoció el Presidente Oscar Arias.
La línea del FMI ayudaría a fortalecer la posición de reservas internacionales, las que actualmente son alrededor de US$4.000 millones, o sea cerca de 4 meses de importaciones de bienes, un nivel para nada holgado. En 2008, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos superó 8% del PIB —más de US$2.500 millones— lo que evidencia la vulnerabilidad externa en la que se encuentra Costa Rica.
(Este elevado déficit externo debe ser financiado con inversión extranjera, o con préstamos externos o con la utilización de reservas internacionales. Si no alcanzan estas tres fuentes, entonces, la única salida es más exportaciones o menos importaciones o ambas. Y la forma para lograr esto último es mediante una más acelerada devaluación del colón y/o una contracción económica).
Costa Rica es el segundo país de América Latina que en 2009 ha tocado las puertas del FMI. El primero en hacerlo fue El Salvador, que en enero obtuvo una línea de crédito de US$800 millones.
Por otro lado, la Asamblea de Costa Rica aprobó un préstamo por US$500 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dirigido a financiar proyectos del sector eléctrico. Y no sería de extrañar que próximamente el gobierno acuda al Banco Mundial. De hecho, dado el tamaño del impacto negativo de la crisis económica global, se debería complementar el apoyo que de seguro se obtendrá con el FMI, con préstamos paralelos de rápido desembolso del Banco Mundial, BID y BCIE, que contribuyan a fortalecer significativamente la posición externa del país.
La línea del FMI ayudaría a fortalecer la posición de reservas internacionales, las que actualmente son alrededor de US$4.000 millones, o sea cerca de 4 meses de importaciones de bienes, un nivel para nada holgado. En 2008, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos superó 8% del PIB —más de US$2.500 millones— lo que evidencia la vulnerabilidad externa en la que se encuentra Costa Rica.
(Este elevado déficit externo debe ser financiado con inversión extranjera, o con préstamos externos o con la utilización de reservas internacionales. Si no alcanzan estas tres fuentes, entonces, la única salida es más exportaciones o menos importaciones o ambas. Y la forma para lograr esto último es mediante una más acelerada devaluación del colón y/o una contracción económica).
Costa Rica es el segundo país de América Latina que en 2009 ha tocado las puertas del FMI. El primero en hacerlo fue El Salvador, que en enero obtuvo una línea de crédito de US$800 millones.
Por otro lado, la Asamblea de Costa Rica aprobó un préstamo por US$500 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dirigido a financiar proyectos del sector eléctrico. Y no sería de extrañar que próximamente el gobierno acuda al Banco Mundial. De hecho, dado el tamaño del impacto negativo de la crisis económica global, se debería complementar el apoyo que de seguro se obtendrá con el FMI, con préstamos paralelos de rápido desembolso del Banco Mundial, BID y BCIE, que contribuyan a fortalecer significativamente la posición externa del país.