Llevará al Congreso de su país el acuerdo de libre comercio con Panamá y después, si acaso, los de Colombia y Corea del Sur.
Mejor enterrar el TLC con Estados Unidos. El tema se ha convertido en un chiste. Sólo sirve para titulares de prensa. Si Estados Unidos va a replantear aspectos de este tratado, Colombia debería hacer lo mismo. Y de paso replantear otros aspectos de la política bilateral. Los actuales gobernantes de ese país creen que con el TLC le están haciendo el gran favor a Colombia. No aprecian los beneficios que el acuerdo le trae a los empresarios norteamericanos.
Si la posición de Obama y compañía es la de que el TLC sólo beneficia a Colombia —lo que es completamente erróneo— no tiene sentido seguir mendigando su aprobación, tal como se le volvió costumbre a Álvaro Uribe hacerlo. En este momento, es un problema de allá y no de Colombia. Pero es mucho pedirle a la clase dirigente colombiana, que está completamente entregada a Estados Unidos, que adopte una posición firme frente a la arrogancia y falta de seriedad de la contraparte.
Si la posición de Obama y compañía es la de que el TLC sólo beneficia a Colombia —lo que es completamente erróneo— no tiene sentido seguir mendigando su aprobación, tal como se le volvió costumbre a Álvaro Uribe hacerlo. En este momento, es un problema de allá y no de Colombia. Pero es mucho pedirle a la clase dirigente colombiana, que está completamente entregada a Estados Unidos, que adopte una posición firme frente a la arrogancia y falta de seriedad de la contraparte.