La última en no cumplirse es la que tiene que ver con el supuesto impacto del calentamiento global sobre las tormentas de nieve.
En 2011, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Ciimático de Naciones Unidas (IPCC por su sigla en inglés), en su Tercer Informe de Evaluación, concluyó que el calentamiento global produciría temperaturas invernales más moderadas y la reducción de la grandes tormentas de nieve.
Pues resulta que los dos últimos inviernos del Hemisferio Norte se han distinguido por haber tenido tormentas de nieve sin precedentes. Tampoco ha sido cierto lo relacionado con las temperaturas invernales más moderadas. Esta es apenas unas de varias profecías de los alarmistas del cambio climático que no se han cumplido.
Otra de las profecías que no se han cumplido incluye el retraimiento de la capa de nieve en la montaña del Kilimanjaro en Tanzania. En este caso se descubrió que este retraimiento se debía ante todo a la gran deforestación que se estaba dando en las faldas de la montaña.
En 2007 el IPCC se atrevió a sostener, sin siquiera sonrojarse, que le calentamiento global produciría el derretimiento total de los glaciares del Himalaya hacia 2035. Pero ahora resulta que hasta el propio IPCC ha aceptado que no existen bases científicas sólidas que apoyen esta afirmación.
Por allá en 2005 cuando el huracán Katrina golpeó a New Orleans, todos los alarmistas y un número no despreciable de científicos que se han lucrado con el calentamiento global expresaron que lo que estaba sucediendo era resultado de este fenómeno. Y como si fuera poco auguraron que con el paso del tiempo la intensidad de la temporada de huracanes se intensificaría. Desde entonces, el número de huracanes en el planeta ha caído a uno de los niveles históricos más bajos desde que se llevan estas estadísticas.
Y así se podría hacer referencia a otras profecías como las esbozadas en un ridículo documental producido por Al Gore y que le valiera un Oscar en su categoría. Este personaje ha debido recibir el premio disfrazado de payaso para hacerle justicia a un documental que es un chiste.
Lo peor con todas estas historias relacionadas con el cambio climático y el calentamiento global es que los apóstoles de la causa han sostenido reiteradamente que el tema ya está resuelto desde el punto de vista científico y que no hay lugar a debate sobre su validez. Han adoptado una postura dogmática sin un sólido sustento científico. Con la ayuda de personajes de la farándula y de oportunistas políticos y empresariales se han dado a la tarea de confundir con profecías aterradoras al resto de la humanidad. Y han enturbiado la discusión y la investigación científica sobre un tema que es muy complejo y acerca del cual todavía se está lejos de conclusiones definitivas.
Pues resulta que los dos últimos inviernos del Hemisferio Norte se han distinguido por haber tenido tormentas de nieve sin precedentes. Tampoco ha sido cierto lo relacionado con las temperaturas invernales más moderadas. Esta es apenas unas de varias profecías de los alarmistas del cambio climático que no se han cumplido.
Otra de las profecías que no se han cumplido incluye el retraimiento de la capa de nieve en la montaña del Kilimanjaro en Tanzania. En este caso se descubrió que este retraimiento se debía ante todo a la gran deforestación que se estaba dando en las faldas de la montaña.
En 2007 el IPCC se atrevió a sostener, sin siquiera sonrojarse, que le calentamiento global produciría el derretimiento total de los glaciares del Himalaya hacia 2035. Pero ahora resulta que hasta el propio IPCC ha aceptado que no existen bases científicas sólidas que apoyen esta afirmación.
Por allá en 2005 cuando el huracán Katrina golpeó a New Orleans, todos los alarmistas y un número no despreciable de científicos que se han lucrado con el calentamiento global expresaron que lo que estaba sucediendo era resultado de este fenómeno. Y como si fuera poco auguraron que con el paso del tiempo la intensidad de la temporada de huracanes se intensificaría. Desde entonces, el número de huracanes en el planeta ha caído a uno de los niveles históricos más bajos desde que se llevan estas estadísticas.
Y así se podría hacer referencia a otras profecías como las esbozadas en un ridículo documental producido por Al Gore y que le valiera un Oscar en su categoría. Este personaje ha debido recibir el premio disfrazado de payaso para hacerle justicia a un documental que es un chiste.
Lo peor con todas estas historias relacionadas con el cambio climático y el calentamiento global es que los apóstoles de la causa han sostenido reiteradamente que el tema ya está resuelto desde el punto de vista científico y que no hay lugar a debate sobre su validez. Han adoptado una postura dogmática sin un sólido sustento científico. Con la ayuda de personajes de la farándula y de oportunistas políticos y empresariales se han dado a la tarea de confundir con profecías aterradoras al resto de la humanidad. Y han enturbiado la discusión y la investigación científica sobre un tema que es muy complejo y acerca del cual todavía se está lejos de conclusiones definitivas.