Como una gran farsa se pueden catalogar los ofrecimientos de Hugo Chávez para construir refinerías petroleras en toda la región. Ni siquiera ha podido ampliar y renovar las de su país.
Ni en la refinería que iba a construir conjuntamente con Brasil, ni en la de Ecuador, ni en la de Bolivia, ni en la de Nicaragua, ni en la de Paraguay, ni en la de Uruguay, ni en las otras que prometió en algunas islas del Caribe, se ha puesto la primera piedra. Sin tener los medios para hacerlo, con una PDVSA postrada por la politiquería, el Presidente de Venezuela no tuvo inconveniente en venderse en América Latina y el Caribe como una especie de rey mago, dispensador de regalos de todo tipo y muy especialmente de gasolina y refinerías.
Pero con los nuevos precios internacionales del petróleo Chávez, ha pasado de ser el rey mago de la región a ser uno de tantos pedigüeños presidentes de país emergente. Con su acostumbrada improvisación anunció, antes de su visita a Japón, que había conseguido un préstamo de US$1.500 millones del Japan Bank for International Cooperation (JBIC) para financiar proyectos de expansión y renovación de refinerías en su país.
Sin embargo, el JBIC negó que hubiera aprobado ese crédito. Un vocero de la entidad dijo que no había planes para reunirse con la delegación venezolana, ni con el Presidente ni con sus acompañantes. El interés del gobierno de Venezuela en los préstamos del JBIC radica en que se pueden pagar en especie, con la entrega de petróleo y combustibles, lo cual le resulta conveniente a una PDVSA que enfrenta una aguda crisis de liquidez. La empresa estatal venezolana le está incumpliendo desde meses atrás a proveedores y socios.
Después de Japón, Chávez se dirigirá a China. Últimamente varios países de América Latina se han puesto a fantasear con los grandes recursos que podrían extraerle a este país asiático. Existe la peregrina idea de que a China le sobran los recursos. Pero no hay que perder de vista que su PIB per capita es apenas similar al de Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina. Su único interés en esta región es la de vender sus productos y servicios. Está en disposición de financiar sus exportaciones, pero nada más. Es decir, su interés es exclusivamente comercial. Sería un contrasentido que distribuyera ayuda a países como Venezuela que tienen un PIB per capita muy superior.
Solamente a un gobernante como Chávez se le pasa por la mente ayudar a países más ricos que su país, como cuando le dio por subsidiar la venta de gasolina en algunas ciudades de Estados Unidos.
Pero con los nuevos precios internacionales del petróleo Chávez, ha pasado de ser el rey mago de la región a ser uno de tantos pedigüeños presidentes de país emergente. Con su acostumbrada improvisación anunció, antes de su visita a Japón, que había conseguido un préstamo de US$1.500 millones del Japan Bank for International Cooperation (JBIC) para financiar proyectos de expansión y renovación de refinerías en su país.
Sin embargo, el JBIC negó que hubiera aprobado ese crédito. Un vocero de la entidad dijo que no había planes para reunirse con la delegación venezolana, ni con el Presidente ni con sus acompañantes. El interés del gobierno de Venezuela en los préstamos del JBIC radica en que se pueden pagar en especie, con la entrega de petróleo y combustibles, lo cual le resulta conveniente a una PDVSA que enfrenta una aguda crisis de liquidez. La empresa estatal venezolana le está incumpliendo desde meses atrás a proveedores y socios.
Después de Japón, Chávez se dirigirá a China. Últimamente varios países de América Latina se han puesto a fantasear con los grandes recursos que podrían extraerle a este país asiático. Existe la peregrina idea de que a China le sobran los recursos. Pero no hay que perder de vista que su PIB per capita es apenas similar al de Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina. Su único interés en esta región es la de vender sus productos y servicios. Está en disposición de financiar sus exportaciones, pero nada más. Es decir, su interés es exclusivamente comercial. Sería un contrasentido que distribuyera ayuda a países como Venezuela que tienen un PIB per capita muy superior.
Solamente a un gobernante como Chávez se le pasa por la mente ayudar a países más ricos que su país, como cuando le dio por subsidiar la venta de gasolina en algunas ciudades de Estados Unidos.