Desde su punto mas alto en septiembre 18 de 2013 hasta octubre 8 la caída del Dow Jones Industrial Average superó 5%.
Sin duda, el cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos ha contribuido a la trayectoria descendente. El Presidente Barack Obama no ha querido negociar con los congresistas del Partido Republicano que controlan la Cámara de Representantes la aprobación del presupuesto sobre la base de una postergación por un año de la reforma de salud que llaman Affordable Care Act (también conocida como Obamacare). Esta es la única condición que inicialmente pusieron sobre la mesa los republicanos, pero que fue rechazada por Obama.
Pasaron algunos días y entró en escena el tema de la aprobación de un aumento del límite de la deuda del gobierno federal. Ahí la discusión se ha enredado por cuanto los republicanos, con esta carta en la mano, exigen además recortes en el gasto a cambio de su voto.
Algunos sostienen que si se pasa el 17 de octubre sin la elevación del límite de la deuda existiría el peligro de que el gobierno federal no pague sus acreencias y que eso ocasionaría una crisis financiera global de grandes proporciones. Sin embargo, las posibilidades de que esto suceda son muy remotas puesto que de todas maneras el gobierno podría utilizar los recaudos de los impuestos que recibe para cumplir con el servicio de la deuda. Pero como no puede aumentar su endeudamiento y dado el déficit actual, entonces, varios de los programas de gasto quedarían desfinanciados.
La apuesta por ahora es la de que finalmente Obama y sus contradictores republicanos llegarán a algún acuerdo antes de que la situación se salga de las manos. Actualmente, con la falta de aprobación del presupuesto, apenas un 17% del gobierno federal está cerrado. Por ejemplo, está afectado el comercio global al no estar operando 40 agencias gubernamentales encargadas de aprobar las exportaciones e importaciones de algunos bienes. Tampoco están funcionando algunas agencias que participan en la aprobación de préstamos para los pequeños negocios. Y así hay una multitud de ejemplos relacionados con actividades no consideradas como vitales para el país.
Ahora bien, si la parálisis se extiende empezará a deteriorarse la situación económica en forma mas permanente. La confianza del consumidor ha caído últimamente a niveles que no se veían desde cuando comenzó la crisis de 2008 y el clima de inversión será afectado por la incertidumbre resultante. Tal vez lo único positivo de todo este cuento es que la gente se dará cuenta de que una parte del gasto del gobierno federal no hace falta para nada y que su eliminación no traería mayores consecuencias, lo que ayudaría eventualmente a intensificar los esfuerzos para reducir un déficit fiscal que, aunque menor que el del año pasado, se mantiene todavía por las nubes.
Pasaron algunos días y entró en escena el tema de la aprobación de un aumento del límite de la deuda del gobierno federal. Ahí la discusión se ha enredado por cuanto los republicanos, con esta carta en la mano, exigen además recortes en el gasto a cambio de su voto.
Algunos sostienen que si se pasa el 17 de octubre sin la elevación del límite de la deuda existiría el peligro de que el gobierno federal no pague sus acreencias y que eso ocasionaría una crisis financiera global de grandes proporciones. Sin embargo, las posibilidades de que esto suceda son muy remotas puesto que de todas maneras el gobierno podría utilizar los recaudos de los impuestos que recibe para cumplir con el servicio de la deuda. Pero como no puede aumentar su endeudamiento y dado el déficit actual, entonces, varios de los programas de gasto quedarían desfinanciados.
La apuesta por ahora es la de que finalmente Obama y sus contradictores republicanos llegarán a algún acuerdo antes de que la situación se salga de las manos. Actualmente, con la falta de aprobación del presupuesto, apenas un 17% del gobierno federal está cerrado. Por ejemplo, está afectado el comercio global al no estar operando 40 agencias gubernamentales encargadas de aprobar las exportaciones e importaciones de algunos bienes. Tampoco están funcionando algunas agencias que participan en la aprobación de préstamos para los pequeños negocios. Y así hay una multitud de ejemplos relacionados con actividades no consideradas como vitales para el país.
Ahora bien, si la parálisis se extiende empezará a deteriorarse la situación económica en forma mas permanente. La confianza del consumidor ha caído últimamente a niveles que no se veían desde cuando comenzó la crisis de 2008 y el clima de inversión será afectado por la incertidumbre resultante. Tal vez lo único positivo de todo este cuento es que la gente se dará cuenta de que una parte del gasto del gobierno federal no hace falta para nada y que su eliminación no traería mayores consecuencias, lo que ayudaría eventualmente a intensificar los esfuerzos para reducir un déficit fiscal que, aunque menor que el del año pasado, se mantiene todavía por las nubes.