Sólo así se puede calificar la lesión que el checo le propinó a Lionel Messi, el mejor jugador de fútbol del planeta.

 

Faltaba un minuto para terminar el partido, ya no había tiempo para cambiar el resultado adverso contra su equipo, y el matón checo se lanzó con todo a pisarle el tobillo a un Messi que iba corriendo. Fue a todas luces un acto intencional para acabar de por vida con el valiosísimo tobillo de Messi.

Lo primero es preguntarse qué hará el club donde juega el matón, el Atlético de Madrid. Los juegos de la liga española entretienen a millones en el planeta. Messi, por sí solo, entretiene a millones en el planeta. ¿Cuál es entonces la idea del Atlético de Madrid con jugadores como el matón Ufjalusi? ¿Acabar con la gallina de los huevos de oro?

¿Será simplemente cuestión de mandar al siquiatra al matón? Realmente debería hacer parte de las ligas mayores, pero del sistema penitenciario de su país. Definitivamente el personaje no merece un puesto en la liga española, y en ninguna otra liga que se respete.

El atentado no fue solamente contra Messi. Fue contra los cientos de millones de espectadores en el planeta que disfrutan del buen fútbol. Fue contra el fútbol como deporte. Mejor ejemplo de mal perdedor, imposible.

 

Sería realmente una tristeza que el matón Ufjalusi se saliera con la suya con dos o tres fechas de sanción, que su club el Atlético de Madrid no sentara un precedente, y que Messi y el Barcelona no le entablaran una demanda penal. Ese matón se merece todo esto y más.