Censuró que las fuerzas públicas colombianas hayan incursionado en territorio ecuatoriano para dar de baja a alias Raúl Reyes.
Expresó este desacuerdo en el debate que tuvo lugar en Caracol Televisión el 18 de mayo de 2010. Coincidió plenamente en este tema con Gustavo Petro, el candidato del Polo Democrático.
Para refrescar la memoria, hay que decir que alias Raúl Reyes era, en el momento del ataque a su campamento, el principal líder operativo del grupo terrorista de las FARC. Que llevaba años resguardándose en territorio ecuatoriano, con la protección de las autoridades de ese país. Que fueron burladas múltiples solicitudes de colaboración realizadas por las autoridades colombianas a las autoridades ecuatorianas. Que el campamento de Reyes en territorio ecuatoriano se había convertido en lugar de reunión de políticos extranjeros simpatizantes y de coordinación de los esfuerzos diplomáticos del grupo terrorista.
O sea que al mentalmente obnubilado candidato Mockus habría que aclararle que el tema no es tan sencillo como decir que Colombia hizo mal porque violó la soberanía de Ecuador. Los acontecimientos no suceden en un vacío teórico. La realidad es mucho más compleja. Ecuador, de tiempo atrás, estaba violando la soberanía de Colombia, al proteger en su territorio a las FARC y al permitir que desde ahí se planearan toda clase de ataques terroristas contra los colombianos. Y esto durante años, a pesar de las repetidas advertencias del gobierno de Colombia.
Los países tienen derecho a defenderse. Tanto el gobierno de Ecuador como distintos organismos defensores del derecho internacional se hicieron los de la vista gorda con el campamento de Reyes. El ataque a ese campamento, que dio de baja a un personaje con uno de los mayores prontuarios criminales del planeta, fue una acción de Estado, de defensa vital de los intereses de los colombianos.
Ya son varias las ocasiones en las que Mockus durante la actual campaña presidencial ha sostenido, implícita o explícitamente, la tesis de que las agresiones de países vecinos no deben ser tomadas como tales y que después de padecerlas hay que comportarse como si nada hubiera sucedido. Cree muy ingenuamente que así las desalentaría, en lugar de estimularlas aún más.
Preocupa realmente estas reiteradas ligerezas de Mockus en relación con los complejos temas de política internacional que enfrenta Colombia.
Para refrescar la memoria, hay que decir que alias Raúl Reyes era, en el momento del ataque a su campamento, el principal líder operativo del grupo terrorista de las FARC. Que llevaba años resguardándose en territorio ecuatoriano, con la protección de las autoridades de ese país. Que fueron burladas múltiples solicitudes de colaboración realizadas por las autoridades colombianas a las autoridades ecuatorianas. Que el campamento de Reyes en territorio ecuatoriano se había convertido en lugar de reunión de políticos extranjeros simpatizantes y de coordinación de los esfuerzos diplomáticos del grupo terrorista.
O sea que al mentalmente obnubilado candidato Mockus habría que aclararle que el tema no es tan sencillo como decir que Colombia hizo mal porque violó la soberanía de Ecuador. Los acontecimientos no suceden en un vacío teórico. La realidad es mucho más compleja. Ecuador, de tiempo atrás, estaba violando la soberanía de Colombia, al proteger en su territorio a las FARC y al permitir que desde ahí se planearan toda clase de ataques terroristas contra los colombianos. Y esto durante años, a pesar de las repetidas advertencias del gobierno de Colombia.
Los países tienen derecho a defenderse. Tanto el gobierno de Ecuador como distintos organismos defensores del derecho internacional se hicieron los de la vista gorda con el campamento de Reyes. El ataque a ese campamento, que dio de baja a un personaje con uno de los mayores prontuarios criminales del planeta, fue una acción de Estado, de defensa vital de los intereses de los colombianos.
Ya son varias las ocasiones en las que Mockus durante la actual campaña presidencial ha sostenido, implícita o explícitamente, la tesis de que las agresiones de países vecinos no deben ser tomadas como tales y que después de padecerlas hay que comportarse como si nada hubiera sucedido. Cree muy ingenuamente que así las desalentaría, en lugar de estimularlas aún más.
Preocupa realmente estas reiteradas ligerezas de Mockus en relación con los complejos temas de política internacional que enfrenta Colombia.