Quienes no simpatizan con su personalidad, su estilo o sus políticas no le reconocen mérito alguno, pero sus logros son impresionantes bajo cualquier óptica con la que se los analice.
A los tres años de su gobierno ha cumplido con las principales promesas de su campaña presidencial. Ha consolidado como nunca antes el liderazgo de Estados Unidos a nivel planetario. He aquí algunos de sus logros:
1) Con sus políticas tributarias y de desregulación convirtió a Estados Unidos en la economía desarrollada mas dinámica. El desempleo alcanzó su punto mas bajo en 50 años y la Bolsa de Valores de Nueva York unos récords no anticipados antes de su gobierno (la sola valorización de las acciones y fondos de inversión durante la era Trump equivale en términos monetarios al tamaño de la economía de China).
2) Gracias a sus políticas energéticas Estados Unidos es actualmente el primer productor mundial de hidrocarburos (petróleo y gas natural), superando a Arabia Saudita y Rusia. La producción de petróleo, por ejemplo, que estaba declinante a finales del gobierno de Obama y era de 8,5 millones de barriles diarios, se aproxima actualmente a 13 millones de barriles diarios. De importador energético neto Estados Unidos pasó a ser exportador neto, con profundas consecuencias geopolíticas puesto que ya no depende del Medio Oriente (ni de nadie mas) para abastecerse.
3) Modernizó las fuerzas armadas, al punto que su país es hoy por lejos la única gran potencia militar del planeta. La capacidad y calidad del armamento que posee es muy superior a la de los demás países. Creó una cuarta fuerza, la espacial, adicional al ejército, la aviación y la marina.
4) Acabó con el caos y la anarquía que predominaba en la política de inmigración antes de su llegada al gobierno. Frenó el ingreso indiscriminado e ilegal de inmigrantes, lo que es fundamental en el funcionamiento de todo país que se precia de ser nación soberana.
5) Ha replanteado, para ventaja de la economía de su país, varios tratados comerciales, incluidos los de México y Canadá y el de Corea del Sur. Negoció un tratado comercial con Japón y recientemente forzó a una mercantilista China a firmar la primera fase de un gran acuerdo comercial en la que ese país abre su mercado interno a los productos y servicios estadounidenses.
6) Ha nombrado dos miembros a la Corte Suprema de Justicia (conformada por 9 miembros) y a cerca de 180 jueces en las cortes federales (que allá son nombramientos de por vida). Para tales efectos, ha escogido candidatos relativamente jóvenes y de marcada tendencia conservadora o constitucionalista, de tal forma que su influencia en la orientación del sistema jurídico del país se extenderá por décadas.
7) Cumplió con otra promesa de su campaña presidencial al destruir a ISIS (al llamado Estado Islámico), una agrupación que se había especializado en actos terroristas en Europa y otros países y en la ejecución pública de cristianos y árabes enemigos.
8) También cumplió con otra promesa de campaña al trasladar la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén y al reconocer el derecho de Israel a territorios que han estado en disputa con países vecinos.
9) Logró frenar la amenaza nuclear que representaba Corea del Norte y sentó las bases para negociar un eventual ingreso de ese país en la comunidad internacional de naciones (en el empalme Obama le había dicho a Trump que el tema de Corea del Norte era el principal problema de política internacional que enfrentaba Estados Unidos al final de su mandato).
10) El capitulo de su enfrentamiento con Irán no ha terminado, pero tiene a ese país gobernado por fanáticos religiosos contra las cuerdas. Tal como lo sugirió durante su campaña presidencial, se salió del controvertido acuerdo de Obama con los ayatollah por considerar que Estados Unidos había cedido en todo e Irán en nada.
Y así la lista podría adicionarse casi infinitamente si se incluye políticas como un mejor trato a los veteranos de guerra, la creación de esquemas de oportunidades económicas en zonas deprimidas de las grandes ciudades, y el acortamiento de las sentencias de presos no peligrosos conjuntamente con estímulos para su vinculación al mercado laboral formal.
Son realizaciones dirigidas fundamentalmente a satisfacer los intereses de sus electores y de los ciudadanos estadounidenses en general. Desde la campaña Trump fue claro en afirmar que él no buscaba ser presidente del mundo sino apenas Presidente de Estados Unidos. Uno de los principales lemas de su gobierno es “America First”.
Es interesante señalar que Trump es un crítico de las guerras en las que se ha involucrado Estados Unidos en gobiernos anteriores por costosas y por inoficiosas. Además ha sido crítico de la falta de apoyo financiero de sus aliados a organizaciones multilaterales como la OTAN y a la presencia militar estadounidense en países que hoy en día tienen los recursos para defenderse a si mismos.
Ha sido especialmente crítico en este tema de Alemania, al tiempo que ha logrado que Japón y Corea del Sur paguen una porción importante del costo de esa presencia militar en sus territorios.
Una de las consecuencias de esta visión es el retiro de la presencia militar estadounidense en regiones en las que en su criterio no hace sentido estar allí. En general, es escéptico sobre los beneficios de acudir a guerras para cambiar regímenes políticos indeseables en otros países. Su arma preferida contra estos regímenes son sanciones económicas de todo tipo.
Estas realizaciones, y otras que se quedan en el tintero, han tenido lugar en medio de ataques sin precedentes por parte de una oposición conformada por un Partido Demócrata radicalizado, por una burocracia oficial que se ha convertido en rueda suelta y que se ha lucrado con las actividades del gobierno federal (lo que algunos llaman “deep state”), y de unos medios de comunicación que se creen dueños de la opinión pública y que no comunican lo positivo de su gestión sino que se concentran en divulgar noticias falsas (fake news) negativas sobre ella.
Trump ha salido airoso de las farsas que se han montado en su contra como la investigación sobre una inexistente colusión con Rusia y ahora último, un insustancial juicio político partidista que busca su destitución y que no llegará a ninguna parte porque no hay delitos de por medio y porque la decisión final está en manos de un Senado que controla.
En todos los frentes, en los de la política interna y los de la política exterior, los resultados muestran a las claras la presencia de un gran estratega, siempre dispuesto a negociar pero desde una posición de fuerza. Quienes han seguido con objetividad su trayectoria no tienen el mas mínimo reparo en reconocerlo como tal, mientras que sus opositores lo odian con tal pasión que aun a estas alturas y a pesar de tantos logros se resisten a hacerlo.