Según comparaciones internacionales, Colombia es un país en la mitad del espectro. Está en una situación en la cual no puede darse el lujo de retroceder.
Si acudimos al indicador que utiliza el Fondo Monetario Internacional para medir el estándar de vida de los países (PIB-PPP o GDP-PPP en inglés), Colombia ocupaba en 2018 el puesto 85 entre 187 países. En términos per cápita supera por muy poco a Perú, Paraguay, y Ecuador, y por mucho a Bolivia y últimamente a Venezuela. Es superada por Brazil, Costa Rica, Argentina, México, Uruguay, Panamá, y Chile.
Si suponemos que los países de estándar de vida alto son el 20%, que los países de estándar de vida medio son el 30% siguiente, y que los países de estándar de vida bajo corresponden al 50% restante, entonces Colombia estaría en la cola del segmento de los países medios.
Como quien dice, Colombia está arañando ingresar a la clase media mundial. De hecho, durante estas últimas dos décadas ascendió casi 20 posiciones.
Desde que Iván Duque asumió la Presidencia, Colombia ha venido creciendo económicamente por encima del promedio mundial y bastante mas que varios de sus vecinos. Pero se requiere perseverar en el esfuerzo productivo de estos últimos tiempos.
Colombia se recuperó muy lentamente del golpe externo de finales de 2014 cuando cayeron abruptamente los precios del petróleo, carbón y otros productos de exportación. Solo a los cuatro años de ese golpe se empezaron a registrar indicios evidentes de una recuperación económica.
Pero Colombia está en una situación en la que no se puede dar el lujo de echar para atrás. Si entra en recesión como está sucediendo en otros países del vecindario, se detendría el notable esfuerzo que se ha venido realizando en materia de cubrimiento de los servicios de atención social como son los de salud, educación, vivienda, y agua potable.
Pero lo más dramático de los retrocesos en estándares de vida es el duro camino de rectificaciones de política que hay que hacer para recuperar nuevamente el dinamismo económico perdido. Como es conocido, muchos países quedan turulatos después de estas experiencias negativas, sin capacidad de reacción alguna durante períodos prolongados.