Jorge Ospina Sardi

A los dos meses del brote inicial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) contribuyó a difundir la versión del gobierno comunista de China según la cual el virus no era contagioso.

A mediados de noviembre de 2019 los trabajadores de la salud de China identificaron el virus en un hospital de Wuhan. Empezaron las investigaciones sobre sus características en un laboratorio de esa ciudad. A comienzos de diciembre de 2019 el gobierno chino le ordenó al laboratorio cerrar la investigación y archivar los resultados que hasta ese momento se tenían.  

Posteriormente, a mediados de enero de 2020, la OMS recogió en un tweet los resultados de un “estudio” hecho público por el Partido Comunista de China en el que se afirmaba que el virus no era contagioso. El siguiente es el tweet de enero 14 de la OMS:

“Preliminary investigations conducted by the Chinese authorities have found no clear evidence of human-to-human transmission of the novel #coronavirus (2019-nCoV) identified in #Wuhan, #China.”

Traducción: “Investigaciones preliminares realizadas por las autoridades chinas no han encontrado evidencia clara de transmisión entre humanos del nuevo coronavirus identificado en Wuhan”.

A los dos meses de su aparición, el Partido Comunista de China le informaba a la OMS que no era contagioso uno de los mas contagiosos virus que haya conocido la humanidad. ¿Cómo es posible que esa organización acogió sin beneficio de inventario semejante falsedad?

Los inicios de cada año son temporada alta del turismo de la China en Europa. Italia es uno de los países favoritos de entrada de los turistas chinos a ese continente. Además en el norte de Italia hay bastante inversión directa del país asiático.

Ni los turistas y nacionales chinos que llegaron a Europa, ni los italianos y otros europeos que los recibieron, sabían por esa época del coronavirus porque se había amordazado a la verdad y se la había reemplazado por una colosal mentira.  

El gobierno italiano ignoraba la magnitud de lo que se le vino encima con el contagio. En general, los europeos no pudieron reaccionar a tiempo porque se dieron cuenta de la naturaleza del peligro semanas después de la contaminación. 

A todas estas la OMS, que supuestamente debe estar atenta y "pila" en estas materias, se convirtió en alcahueta de los mentirosos gobernantes chinos. Por eso es cómplice de la tragedia y debería también responder por semejante “metida de pata”.